Las
cifras oficiales, es decir, los que se cuentan por haber asistido a un centro
sanitario, son unos 4.300 afectados, más
de 1.200 muertos y 870 supervivientes.
Asimismo, según los organismos internacionales, hay más de 300 niños huérfanos no infectados y unos
600 que permanecen en cuarentena todos ellos son hijos de padres que han muerto a causa del ébola.
La
ayuda internacional va llegando: se han abierto tres
laboratorios para poder detectar el ébola en distintos lugares
del país, por lo tanto ahora son cinco en lugar de dos; la Diócesis de Makeni está tratando de poner en
funcionamiento uno en el hospital que aquí tiene, ya hay algunos benefactores
disponibles, pero la realización es cara; estos laboratorios son esenciales ya que cuanto antes se
detecta la infección y se comienza a tratar más altas son las posibilidades de salvar vidas. También se han abierto,
o están a punto a comenzar a funcionar, tres centros de aislamiento-observación y otros tantos de tratamiento. Los de aislamiento-observación siguen, por
21 días (los que emplea el virus para manifestar los síntomas) a las personas
que hayan estado en contacto con afectados o muertos, si
durante este periodo el virus no se manifiesta la persona es dada de alta; de
lo contrario pasa al centro de tratamiento donde se comienza a intentar la
curación. Estos centros están patrocinados y gestionados por
el Estado o, los nuevos, por ONGs, o países como Gran
Bretaña, Italia, Cuba, España. La apertura de estos centros ha
supuesto la llegada de personal sanitario preparado y de los medios para poder
realizar este trabajo tan delicado, peligroso y que requiere
instrumental-material muy específico.
Aquí
(personal, centros y medios) reside la clave de la lucha contra el ébola; junto a las medidas de prevención del contagio que las Autoridades e
Instituciones repiten con machacona insistencia. Medios que cuestan dinero, el
País hace lo que puede, pero la pandemia es tal que no
puede llegar a todo. Por ello es imprescindible la solidaridad
internacional que, por otra parte, sería una consecuencia de la justicia y de
unas relaciones económicas y comerciales más de «igual a igual», con una
distribución de beneficios más equilibrada entre el «norte» y el «sur». Se
podría decir que la causa principal de lo que está pasando en
Sierra Leona es la pobreza, no por ser un país pobre, sino porque
sus gentes han sido empobrecidos.
En
muchos países, más en los pobres que en los ricos, hay niños «de la calle», sin
escolarizar, desnutridos, endémicamente enfermos «maras» huérfanos…En África también hay huérfanos y muchos; lo que
en África, generalmente hablando, no existen son huérfanos abandonados, de hecho un buen número de
niños-as se crían con sus tíos o abuelos. La familia en África es «alargada»,
aglutina a personas incluso de parentesco lejano, por lo tanto cuando un niño-a
y se queda huérfano se incorpora a otra casa donde tenga familiares. Ese núcleo
será su punto de referencia, de relación, de pertenencia, de subsistencia, el
niño-a no queda a la deriva, se siente acogido, está con los suyos que
compartirán con él o con ella lo que son y lo que tienen, con ellos vivirá, en muchas
ocasiones malvivirá como malviven los que los acogen; pero está y vive con los
suyos.
La
nueva sombra que ha trastocado este aspecto de la
cultura y de la vida en Sierra Leona, es el ébola: el
miedo al contagio, el pensar que el niño-a (aunque curado o dado negativo)
habiendo sus padres muerto por el ébola pueda ser peligroso, quedan estigmatizados y abandonados a su suerte. Para
estos niños-as el foso de la pobreza y de la indigencia se hace más profundo,
más negro, más sin esperanza, se les roba un
poco más de una infancia que ya era una infancia sufrida, que casi no era infancia.
Por
otra parte, no todas las familias rechazan a estos
niños-as, quieren llevárselos con ellas, pero no es tan fácil, necesitan apoyo económico para el
mantenimiento y los medios oportunos para el seguimiento sanitario adecuado en
caso necesario… ¡En fin! Que volvemos a lo mismo: soporte económico, tanto para
los centros de acogida como para las familias que, superando el miedo con el
afecto y la cultura que les es propia, se quieren hacer cargo de estos
niños-as.
Todos:
autoridades, iglesias, asociaciones, sociedad civil-familias están tratando de
encontrar la mejor solución, desde los diversos puntos de vista (sanitario,
económico, de sensibilización…) para este nuevo reto que afecta a las vidas de estos niños-as a los cuales les es difícil comprender que les
rechacen, marginen y estigmaticen. Se está intensificando la campaña
de sensibilización, de la sociedad y de las familias, de que el huérfano de
padres muertos por ébola si no fue infectado o está
curado no es peligroso.
Luces y
sombras, todos seguimos trabajando para que
la luz se imponga y seguimos esperando que el trabajo y colaboración interior
siga creciendo, que la ayuda internacional siga llegando y con mayor celeridad,
que los medios necesarios estén, lo antes posible, a disposición de los que
están arriesgando su vida para el bien de los demás y del País entero. Mucho
depende de los «de aquí», otro tanto, o más, depende «de los de allí» de los
que más tienen y no tanto necesitan.
Muchos saludos y hasta la semana que
viene.
P. Luis Pérez
Hernández s.x.
Misionero Javeriano en Sierra Leona
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