Miguel Ángel juntos a sus amigos conocidos en el Centro San Antonio de atención e información para inmigrantes de Ceuta
Ilusión e interés
Cuando me llegó la invitación de ir un campo de trabajo en
Ceuta, lo asimilé con mucho interés e ilusión, pero cuando realmente se
acercaba la fecha me empecé a preguntar si en realidad había sido buena idea inscribirme. Debido a
que no tengo ninguna experiencia similar previa.
Temor confirmado
Mi temor se confirmó el primer día cuando empezamos a
preparar las dinámicas y las clases, un campo completamente desconocido para
mí. Digo bueno daré algunas clases de informática, y saldré del paso. Pero en una oración que hicimos, uno de los primeros días
por la tarde, los misioneros Gigi y Mario, nos dieron este texto para la
reflexión:
Lo que hace que una acción sea importante
“Lo que más me deprime es la absoluta vulgaridad de mi existencia. Jamás
en la vida he hecho nada tan importante como para merecer la atención del mundo”.
“Te equivocas si piensas que es la atención del mundo lo que hace que
una acción sea importante”, dijo el Maestro.
Siguió una larga pausa.
“Bueno, pero es que tampoco he hecho nada que haya influido en alguien,
ni para bien ni para mal...”
“Te equivocas si piensas que es el influir en los demás lo que hace que
una acción sea importante”, volvió a decir el Maestro.
“Pero, entonces, ¿qué es lo que hace que una acción sea importante?”
“El realizarla por sí misma y poniendo en ello todo el propio ser.
Entonces resulta ser una acción desinteresada, semejante a la actividad de Dios”.
"Encantado de haberte conocido", le decía un nuevo amigo a Miguel Ángel. En la foto se le ve con algunos de ellos.
Lo que tiene importancia
Empecé a entender que no tenía
tanta importancia lo que iba a hacer, puesto que Dios no me iba a pedir ninguna
responsabilidad, esto fue mi tema de reflexión durante la primera mitad del
campo de trabajo.
Disfrutar de la compañía
A medida que nuestra relación con
los jóvenes marroquís y subsaharianos se hizo más personal, me di cuenta, que
mis compañeros de trabajo en el Centro de inmigrantes San Antonio (María José, Elvira,
Michele y el Padre Domingo) y yo, estábamos disfrutando de la compañía de los
chicos, pasamos a formar parte de su mundo con un papel de profesores, y
hermanos mayores. Yo no me podía creer después de la desconfianza inicial, que
incluso pudiéramos hacer algunas dinámicas de trabajo en grupo que yo conocía.
Sin tener mucho que ofrecer…
En la despedida se consolidó la
experiencia de manera completa, porque los chicos nos miraban con amor, uno de
ellos me dijo “encantado de haberte
conocido amigo”.
Creo que esa frase de despedida
resume la experiencia, yo fui sin tener mucho que ofrecer, y seguiré sin tener
mucho que ofrecer, porque pensaba que la ofrenda era algo de lo que yo poseo
intelectualmente o materialmente, pero no es así, mi mayor ofrenda en sí misma
es el desinterés, que nace del amor a Jesucristo, y nos impulsa a tratar de
imitarle, y esto fue lo que hizo que los chicos nos vieran como sus amigos.
Gracias
Gracias Señor, porque ahora podré
asumir nuevos retos, sin necesidad de dudar, puesto que si lo hago por amor a
Ti, ya tengo lo necesario y no necesito nada más.
Miguel Ángel Diez Tascón
"Gracias a todos los amigos", una frase que brota al final de todo encuentro desinteresado.
0 comentarios :
Publicar un comentario