Este verano pasaré mis cinco
semanas de vacaciones en La Habana (Cuba). Junto con otras dos jóvenes y un
Hermano de San Juan de Dios, compartiremos día y noche con las personas que
están en el Sanatorio San Juan de Dios de personas con trastorno mental, y en
el Hogar Clínica San Rafael para la atención de personas mayores. Para mí una
experiencia de este tipo es de las más grandes que se pueden tener en la vida, el sentir al otro
como hermano, esos ojos que te miran y te transmiten tanto… Eso es lo que me mueve a compartir mi tiempo,
mi juventud, mis dones... con personas que lo pueden necesitar… En definitiva,
sentir que soy las manos y los pies de Jesús y que a través de mis acciones él
está actuando, sentir que en cada momento estamos compartiendo el Evangelio, esa
Buena Noticia que todos necesitamos para ser más felices. En la maleta de ida
llevaré mucha ilusión, alegría, esperanza… pero os aseguro que mi maleta de
vuelta estará mucho más llena… estará llena de Dios.
Elena Pérez Pastor, delegación de
misiones de Sigüenza-Guadalajara va a Cuba
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