15/8/14

Burundi un país cristiano y alegre que vive la misión

El motivo de mi viaje a Burundi, fue la invitación personal de la hermana Espérance Kahigiro religiosa de la congregación burundesa fundada por un Padre Blanco, Bene Mariya y misionera de Chad. En este país fue donde yo la conocí en el verano de 2013, cuando realizaba una experiencia de misión de tres semanas con los misioneros Javerianos.
Realmente yo deseaba una segunda experiencia misionera en África, nunca me ha importado ir solo como ha sido el caso, porque ya tenía la experiencia de Chad, la formación necesaria de la Delegación de Misiones y de los Javerianos de Carabanchel, además he mantenido contacto durante todo el año con Espérance. Y en todo momento contado con la ayuda de los misioneros Javerianos de Madrid que me gestionaron el visado y me han ofrecido todo el apoyo necesario para realizar el viaje, incluyendo a la comunidad de Laicos Javerianos que por medio de Auxi que vivió tres años en el país, me han dado mucha información cultural y práctica sobre el país.
A mi llegada a Burundi Espérance, Jeannine y Clémence, las tres religiosas de dicha congregación Bene Mariya, y las tres misioneras de Chad, me recibieron con un fortísimo abrazo y una gran sonrisa que expresaba la alegría de recibir al extranjero. Espérance y Jeannine pidieron permiso a la congregación para dedicarme todo el tiempo.  Clémence, superiora de una de las comunidades de Chad, viajó muchos kilómetros hasta la capital de Burundi (Bujumbura) solo para recibirme.
Lo cierto es que Burundi es un país cristiano, con una Iglesia católica fuerte y numerosas vocaciones nativas, por ejemplo la congregación de Bene Mariya que me ha acogido fue fundada por un Padre Blanco belga, a pesar de ser joven tiene ya nada menos que 300 hermanas y 41 novicias. Es sorprendente todo lo que hace la congregación, tienen un hospital en una región del interior donde no hay medios para acceder a la medicina, un orfelinato donde acogen a niños pequeños sin familia, un centro de alojamiento en Bujumbura y además son misioneras de otros países, por cierto también tienen conciencia de la nueva evangelización de Europa y envían hermanas aquí.
Realmente en medio de un país que vive mucha carencia, resalta especialmente la excelente organización de las comunidades religiosas y las diócesis, con buenas estructuras, casas, parroquias, y como con pocos medios realizan un apostolado fuerte en todos ámbitos: liturgia, catequesis, animación misionera, caridad, sanidad. Incluso he tenido la oportunidad de asistir a la misa de celebración para la presentación de la primera Biblia en lengua Kirundi.
Otro ejemplo de organización es el campo de trabajo para jóvenes de Kamengue, donde fui a visitar a mis amigos de Savia Nueva, de las Islas Canarias, que van a estar allí un mes entero, acogidos por el padre Javeriano Ignacio, mexicano y misionero de Burundi, allí trabajan en la fabricación de ladrillos, actividades con los jóvenes, tienen charlas, cineforum, deportes, comida diaria con los jóvenes de Kamengue, clases de teología, una maravilla. Alejandro Abrante que es el líder de Savia Nueva, convivió conmigo en Chad en verano pasado, fue una gracia de Dios poder vernos de nuevo en Burundi.
Además la cristiandad de Burundi es verdaderamente alegre, tanto en la vida cotidiana de las congregaciones como en todas las celebraciones no falta nunca la danza y la música y un ambiente siempre divertido y feliz, todo se celebra con pasión. Tuve la ocasión de asistir a la ordenación sacerdotal del primer Padre Javeriano burundés, y la celebración de la misa fue espectacular, una verdadera fiesta de cinco horas, llena de alegría, con procesión de entrada, danzas de niños y tambores. Así también cuando visité la casa de novicias de la congregación Bene Mariya las 40 novicias hicieron una bellísima danza tradicional para recibirnos, realmente tienen un ambiente envidiable.
En los días que he estado allí, he podido hacer muchas cosas, visitar a los Javerianos de Bujumbura, familias y amigos de las religiosas, visitar el interior del país hasta la frontera con Tanzania, diferentes comunidades de Bene Mariya en Ngozi, el hospital, el orfelinato, participar de la misa y los oficios, realmente la formación recibida de la Delegación de Misiones y los Javerianos me ha ayudado mucho, porque realmente el viajar solo también me ha enseñado que no es fácil introducirse en una cultura nueva, hay que tener paciencia, ser muy prudente porque no se conocen las costumbres, pero al final hay algo que siempre funciona, que es ir con espíritu de compartir, de salir de uno mismo para enriquecerse con el otro y enriquecer también al otro, disfrutar de cada persona que se cruza en tu camino, como un regalo de Dios, al final me voy muy contento, tengo una congregación amiga Bene Mariya,  cuya superiora general la Madre Bernardette me abre las puertas como un hijo de la congregación para visitar el país cuando quiera. He conocido a los Javerianos de Burundi que como siempre destacan por su carisma familiar, te hacen sentir como uno más de la familia, me he encontrado con los chicos de Savia Nueva, y me voy con la alegría de haber sido acogido por dos hermanas Espérance y Jeannine, que me han recibido en su casa con una amistad y una dedicación diaria que no olvidaré nunca.
Miguel Ángel Diez Tascón
Miembro del Equipo de Misiones de la Vicaría VIª
Parroquia Nuestra Señora de África, Madrid

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