Una Javierada llena de espíritu, “Javeriadas 2015, 75 años caminando juntos,
año jubilar Javeriano” celebrar el aniversario 75 de las Javieradas es
un don de Dios. Como dice don Francisco
Pérez, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, en la credencial ofrecida a
los peregrinos en el año jubilar Javeriano: “Que el
ejemplo de San Francisco Javier despierte, en el portador de esta credencial,
el deseo de dar testimonio de la alegría del Evangelio en todos los ámbitos de
la sociedad, donde estamos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo.”
Con ese espíritu hemos vivido esta
primera Javeriada del 8 de marzo. Un don especial, una alegría especial y un
deseo profundo de ser misioneros como Francisco de Javier.
Salimos de Madrid el viernes, éramos
ocho autobuses organizados por Acción Católica, la Delegación de Misiones y la
Parroquia Misionera del Sagrado Corazón estábamos ahí. Nos hemos unido a otras
muchas parroquias, a muchos jóvenes deseosos de revivir la Javierada o de
vivirla por primera vez.
La convivencia, la oración, la
alegría y la comunión siguen viviendo y dando solidez a una experiencia
espiritual y misionera. Muchos sólo han oído que uno se la pasa bien, otros
tienen el deseo de ir sin saber el porqué, y sin embargo, al oír los testimonios
ninguno regresa arrepentido. Una chica decía: “Venía por la primera vez, estaba
cansada, pero regreso con paz”. Un chico decía “encontré en mí el silencio que
no me esperaba”. Para algunos, la figura de Francisco Javier, era aún un poco desconocida,
se convertía en algo nuevo, en un amigo en la ruta que nos lleva a Cristo.
Al día siguiente era domingo. Partimos para la explanada y ahí se inició la Eucaristía. Muchos, sí, algunos miles estábamos ahí, todos de pie después de haber caminado, nuestra JAVIERADA la del 2015, la del año jubilar Javeriano. Una Eucaristía alegre y llena de vida. Francisco Javier, sigue inspirando ese deseo del encuentro con Cristo. Emotivo ha sido un momento especial y distinto, después de las banderas que abrazaban al mundo entero representando los cinco colores misioneros, volaban al cielo globos de colores en recuerdo de tantos misioneros que la obra de Cristo ha inspirado: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio”, ese mandato misionero que sigue su camino y se esparce por los cinco continentes. Javier nos sigue iluminando, dando consistencia y después de todo, vuelve a calcar en nosotros nuestra impronta cristiana y deseo de darlo conocer a los demás. Decía Ignacio de Loyola a Javier ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si al final se pierde? Y eso dio vida a Francisco Javier y nos da vida a nosotros cristianos del siglo XXI en este año jubilar Javeriano.
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