9/3/15

Javieradas 2015 "Año jubilar Javeriano"

Una Javierada llena de espíritu, “Javeriadas 2015, 75 años caminando juntos, año jubilar Javeriano” celebrar el aniversario 75 de las Javieradas es un don de Dios.  Como dice don Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, en la credencial ofrecida a los peregrinos en el año jubilar Javeriano:   “Que el ejemplo de San Francisco Javier despierte, en el portador de esta credencial, el deseo de dar testimonio de la alegría del Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad, donde estamos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo.”
Con ese espíritu hemos vivido esta primera Javeriada del 8 de marzo. Un don especial, una alegría especial y un deseo profundo de ser misioneros como Francisco de Javier.
Salimos de Madrid el viernes, éramos ocho autobuses organizados por Acción Católica, la Delegación de Misiones y la Parroquia Misionera del Sagrado Corazón estábamos ahí. Nos hemos unido a otras muchas parroquias, a muchos jóvenes deseosos de revivir la Javierada o de vivirla por primera vez.
La convivencia, la oración, la alegría y la comunión siguen viviendo y dando solidez a una experiencia espiritual y misionera. Muchos sólo han oído que uno se la pasa bien, otros tienen el deseo de ir sin saber el porqué, y sin embargo, al oír los testimonios ninguno regresa arrepentido. Una chica decía: “Venía por la primera vez, estaba cansada, pero regreso con paz”. Un chico decía “encontré en mí el silencio que no me esperaba”. Para algunos, la figura de Francisco Javier, era aún un poco desconocida, se convertía en algo nuevo, en un amigo en la ruta que nos lleva a Cristo.
El sábado, después de haber dormido en el Seminario de Pamplona, hemos iniciado nuestra marcha. Un sol precioso daba la sintonía de la luz que buscábamos. 23 kilómetros, no era mucho, pero al final empezaban a pesar. Sin embargo, la marcha se ha hecho ligera y agradable, los bonitos caminos navarros, la foz de Lumbier y por fin la cuesta final en la que se hace el viacrucis. Todo mezclado permitía vislumbrar el deseo de encontrarnos con el Castillo de Javier, al atardecer surgían las preguntas: ¿Ya estamos cerca? ¿Cuándo veremos el Castillo de Javier? etc. y de repente, estaba ahí, por un lado imponente, por otro sencillo iluminado aún por el sol que ya se despedía. Unas breves explicaciones: "Francisco Javier, nació aquí, un gran misionero, el patrono de las misiones". Algunos ya habían oído hablar del Cristo sonriente de Javier. Una invitación a ir a rezarle y así se hizo un pequeño grupo, el nuestro, en unos cuantos minutos habíamos atravesado la puerta principal del Castillo, que no deja de asombrar a nuevos como a veteranos. Y al poco rato, ahí de rodillas junto al Cristo. Comentarios: “de verdad está sonriendo”, “es muy bonito” y de repente un silencio, algunas chicas estaban de rodillas. Sí, ahí nos espera Él, con esa sonrisa que apasionó a Javier, el misionero de las Indias y del Japón, el hombre de Dios que no podía vivir sin anunciar y dar a conocer a Cristo. La noche llegaba y nos recogimos con una oración eucarística y algunos versos de Teresa de Jesús que nos recordaba su vida y que fue contemporánea de Francisco Javier.
Al día siguiente era domingo. Partimos para la explanada y ahí se inició la Eucaristía. Muchos, sí, algunos miles estábamos ahí, todos de pie después de haber caminado, nuestra JAVIERADA la del 2015, la del año jubilar Javeriano. Una Eucaristía alegre y llena de vida. Francisco Javier, sigue inspirando ese deseo del encuentro con Cristo. Emotivo ha sido un momento especial y distinto, después de las banderas que abrazaban al mundo entero representando los cinco colores misioneros, volaban al cielo globos de colores en recuerdo de tantos misioneros que la obra de Cristo ha inspirado: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio”, ese mandato misionero que sigue su camino y se esparce por los cinco continentes. Javier nos sigue iluminando, dando consistencia y después de todo, vuelve a calcar en nosotros nuestra impronta cristiana y deseo de darlo conocer a los demás. Decía Ignacio de Loyola a Javier ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si al final se pierde? Y eso dio vida a Francisco Javier y nos da vida a nosotros cristianos del siglo XXI en este año jubilar Javeriano.


Rolando Ruiz Durán sx
El Cristo de Javier o Cristo de la Sonrisa

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