14/10/15

El espíritu misionero de la Parroquia de la Purificación de Nuestra Señora en Madrid.

Dentro del marco de las celebraciones del mes misionero en la Vicaría VIª de Madrid, se ha celebrado la Eucaristía y charla sobre la diócesis misionera de Alto Solimões en Brasil. El lema misioneros de la misericordia resonó en este mes de octubre. Con ese acento Mons. Adolfo Zon Pereira sx, primer obispo español javeriano, nombrado recientemente por el Papa Francisco y de regreso del curso de nuevos obispos que ha tenido lugar en Roma en el pasado septiembre, ha celebrado la Eucaristía por su diócesis, y nos ha compartido su visión de la diócesis a él confiada por el Papa y el deseo de que el anuncio del Evangelio llegue a todos los lugares.
Durante la Eucaristía concelebrada por Don Jorge Ávila, vicario episcopal de la Vicaría VIª, Fernando Velasco, nuevo párroco, José Ramón Rubio, vicario parroquial y cinco misioneros javerianos, él nos ha contado brevemente el recorrido vocacional que le ha llevado a este momento. Un nutrido número de parroquianos, amigos y el grupo misionero de la Parroquia ha estado presente para crecer en el espíritu misionero.
Mons. Adolfo ha querido agradecer a Dios, a y los demás porque el Señor siempre ha estado presente en su vida; siendo aún seminarista en el seminario de Ourense sintió la llamada no sólo a ofrecer su donativo a las misiones, sino poder decirle al Señor que se ofrecía él mismo. Nos recordó que el lema del DOMUND de 1978 decía “Crees en Jesucristo, anúncialo” y así se decidió a decir su sí a las misiones y hacerse misionero javeriano. Años más tarde después de sus 21 años de misión en Brasil una vez más la voz de Cristo tocaba a su corazón, esta vez a través del Papa Francisco, pero para ser obispo de una diócesis que se encontraba a 3000 kilómetros de dónde hasta ese entonces había trabajado. Él se dijo, si ya había dicho un sí, porqué decir no. Y obedeció a la llamada que Cristo le hacía a través del Papa Francisco, aceptando ser obispo coadjutor con derecho a sucesión de la diócesis de Alto Solimões que con sus 132,000 kilómetros y poco personal misionero es una de las periferias a las que se debe también anunciar el Evangelio de la Alegría.
Al terminar la Eucaristía nos ha presentado su diócesis, los desafíos con la población ribereña, urbana e indígena. Miles de kilómetros en ríos, lugares a donde aún no ha llegado el Evangelio y que necesita de una presencia de la Iglesia. Nos ha narrado las diferentes pastorales que se llevan adelante: la de la movilidad urbana, la de los ríos, la de los niños, la pastoral indigenista y ha invitado a que se le vaya ayudar para llevar adelante esa tarea. La mies es mucha y los obreros pocos, su invitación nos hace redoblar de esfuerzos y preocuparnos por vivir nuestro cristianismo en clave misionera.
La misión, como dice el Papa Francisco, y nos narra Mons. Adolfo Zon, es parte de la gramática de la fe.

Rolando Ruiz Durán sx

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