25/4/17

Una cosa te falta "Encuentro Misionero de Jóvenes"

“Una cosa te falta…” era lo  que venía a decir Jesús con tanto amor al joven que inquieto se acercó a él… (cfr. Mc 10,17…31). En El Escorial nos hemos dado cita en torno a esa palabra de Jesús que recorre la historia y los corazones de millones de jóvenes, a lo largo de siglos, y que llega hasta nosotros: “una cosa te falta…” ¿qué puede faltar a jóvenes que se ofrecen para dedicar una parte de su verano a estar con los misioneros?  ¿Qué puede faltar a jóvenes que lo tienen todo… un futuro, una formación, miles de grandes y pequeñas cosas para estar bien?
Se adivina, un corazón generoso que desea siempre más y que es saciado al descubrirse amado como decía el Papa Francisco a los jóvenes, en la JMJ de Cracovia: “tú eres importante y Dios cuenta contigo por lo que eres, a su ojos vales, y lo que vales no tiene precio”. Sí, eran 172 jóvenes venidos de veinticinco diócesis españolas, de la península y de las islas canarias y baleares. Jóvenes que han ido descubriendo en el Encuentro Misionero de Jóvenes organizado por las OMP, una voz y su sentido “una cosa te falta”… jóvenes que son capaces de bondad, que se han encontrado a sí mismos a través de dinámicas, desarrollando una cultura del encuentro, redescubriéndose en compañía de otros, que también viven lo mismo y que además se complementan. Chicos y chicas con sonrisas transparentes que aprenden a decir su oración en voz alta y sin miedo, que descubren a través de testimonios misioneros como el de Isabel Solá, asesinada el pasado 2 de septiembre, y de la juventud del javeriano Jesús Calero, que Dios sí llama, y que cuando llama se experimenta una gran alegría, un deseo profundo de unirse a Jesús y de caminar sus pasos, de entregar la vida y dejar de mirarse a uno mismo.
La vida con sus cruces nos transforma, no hay vida sin morir un poco, no hay crisis que no sea seguida de un poco más de don y de crecimiento. A través del sugerente encuentro de Jesús con Zaqueo, la invitación ha sido el superar las vergüenzas, como las han pasado, al contar su sueño y encontrarse con incomprensiones, Gabi  Dasilva y Ledi Santos, matrimonio orensano que había decidido de ir a vivir su luna de miel en la diócesis de Alto Solimoes en el Amazonas Brasileño; del superar la parálisis de su estado de salud como nos ha mostrado el misionero irlandés de la fraternidad misionera Verbum Dei, Dara O’Brien, que a pesar de su esclerosis múltiple una sonrisa, poco vista en otros, y una gran alegría y amor por Jesús apasiona y contagia; y el escuchar a Javier López que supera los rumores que se pueden hacer a un joven, que repite cada año durante cuatro, la aventura misionera en Bolivia.
“una cosa te falta”… cada cual iba reflexionando y descubriendo interiormente un diálogo profundo e insaciable que saca energías y quita miedos, que deja de lado las parálisis de la vida y mete en un deseo de seguimiento en la sencillez y confianza. Jóvenes, muy jóvenes pero capaces de Dios, capaces de confiar, capaces de ir ante Jesús e intimar con él, descubriéndole vivo y mirando con amor, con una sonrisa que atrae y abre el corazón, ensanchándolo a horizontes nuevos y lejanos, inéditos y misteriosos. Así, es la vida de los que se deciden a optar por Jesús y que se aventuran en la misión del Padre que ama a cada ser humano, en especial a los más vulnerables, más abandonados, más olvidados. Una nueva sintonía, la del amor gratuito, que no busca el propio bien y que va entendiendo “que hay más alegría en el dar que en el recibir”, en el darse y confiar, en la vivencia de la aventura de la fe que hace cruzar muros y océanos, y no sólo materiales.
El ambiente digno de resurrección, que no se puede describir pero sí percibir, ha llevado a todos estos jóvenes a partir con nuevos ímpetus rumbo a esos horizontes soñados y deseados de la mano y guía de Jesús, a imitación de los misioneros y misioneras que han dejado sus hogares, su familias, sus diócesis para ir allá, dónde el Espíritu Santo indique, a anunciar la Buena Noticia de Jesús, con la vida y la palabra.
Jóvenes Misioneros que habéis vivido esta experiencia, que en los momentos de cierta oscuridad,  lo vivido en El Escorial os dé ánimo y consistencia y os ayude a vivir en sintonía de fe y confianza, que quienes os encuentren descubran ese algo más de quien ha sido capaz de descubrir lo que le faltaba paraser feliz dándose a los demás como el Señor Jesús.

Buena misión y que los misioneros se sientan sostenidos, al veros, con vuestro deseo de seguir a Jesús porque habéis descubierto lo que os faltaba.

                                         Rolando Ruiz Durán sx

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