Hemos celebrado en la Vicaría VI
la vigilia de oración por las vocaciones y también por las vocaciones nativas.
Fernando Velasco, es el nuevo coordinador de la Pastoral Vocacional y unidos a
la coordinación de misiones, se la han preparado para orar, celebrar, escuchar
y adorar. Empujados por el Espíritu sentimos la fuerza de su amor
y podemos responder ese “Aquí estoy Señor, envíame”.
Nos hemos dado cita para celebrar
una Eucaristía dedicada para orar por las vocaciones, que el Señor suscite en
el corazón una respuesta generosa y llena de espíritu. Ha presidido la
Eucaristía el neosacerdote Enrique Abánades, que ha dado un toque de frescura.
Él nos ha animado a escuchar esa voz y a ser abiertos al Espíritu que nos
empuja.
Después hemos tenido un segundo
tiempo de testimonios, en dónde no sólo nos narraban cómo surgía la vocación
sino que cotaban cómo la habían sostenido, sobre todo en los momentos de
crisis.
Una consagrada, hija de la
Caridad, María Ángeles, directora del Colegio de la Milagrosa de Carabanchel,
agradecía por toda la familia vicenciana y por los 400 años de respuesta generosa en la
Iglesia. Ella con sencillez decía, que Dios habla siempre, que quizás sus oídos
estuvieron cerrados, pero cuando abrió la puerta ya no hubo forma de echarse
para atrás, de sorpresa en sorpresa ha ido encontrando a Dios en los demás, en
los más pobres, en ancianos, en personas descuidadas de sus vidas y finalmente
en la educación de niños. Su fuerza ha sido siempre el Señor.
El padre Enrique, sacerdote recién
ordenado de la diócesis de Madrid, nos narraba como el encuentro con San Juan
Pablo II en Cuatro vientos ha marcado una llamada que se ha ido repitiendo,
Dios lo llamaba y no podía hacer oídos sordos. La llamada es para él una marca
indeleble en su corazón, que no puede olvidar y que le asegura que Dios le ha
llamado. Ha dejado sus proyectos universitarios para responder a Dios de esta
manera. A pesar de las crisis, esa marca le ha dicho que Dios estaba con él y
que lo acompañará siempre.

La adoración ante el Santísimo ha
sido como el culmen de esta vigilia. Ahí hemos meditado la Palabra de Jesús
hecha carne en los testimonios narrados y escuchados. La oración de una
comunidad alegre que agradece por las vocaciones y que además pide al dueño de
la mies que envíe más operarios a su mies, para que haya corazones que abran
sus puertas para responder generosamente a la invitación del Señor.
Rolando Ruiz Durán sx
0 comentarios :
Publicar un comentario