Descubrir el rostro de Jesús en
la multiculturalidad, es el tema del encuentro post-misión para los jóvenes que
han vivido el verano misión con las Franciscanas Misioneras de María y los Misioneros
Javerianos en los dos campos de trabajo con inmigrantes en Ceuta y en la
experiencia de oración y misión en Midelt-Tattiouine en Marruecos, el pasado
verano 2017. Jóvenes de Ciudad Rodrigo, Madrid, Pamplona, Tarragona, Teruel y
Sevilla.
Este
encuentro ha querido ser una profundización de lo que hemos vivido en Ceuta
y Marruecos además, con la finalidad, de crecer en
amistad, compartiendo lo vivido. En un primer momento, después de una
oración que nos ha puesto a tono, ha sido el descubrirse, al hacer una
relectura con tres preguntas: ¿Qué llevábamos? ¿Con qué regresamos? Y ¿con que iríamos de nuevo?, preguntas que
han dado mucho de sí y han puesto al descubierto la necesidad de releer lo
vivido para mejor asentarlo y la belleza de compartirlo. Alguien sugirió una
frase que podría decir algo de lo vivido “llegar al final con las manos vacías pero con el corazón lleno de nombres”. De estas experiencias, nuestros prejuicios, miedos e idea de no
ir a dar algo; habiéndose convertido en conocimiento de personas, descubrimiento
de la necesidad de humildad, de gran gratitud, confianza y ganas de darse más
uno mismo. Incluso el cambio del concepto misión que se acentúa en el
salir e ir al encuentro del otro.
Oración,
convivencia, reflexión, y también formación. Carlos Collantes ha abordado un
sujeto interesante de reflexión sobre el concepto de cultura, de valores, de
aculturación dentro del contexto de nuestra vida contemporánea. La importancia
de una educación multicultural y además la percepción de nuestro haber nacido
en una cultura determinada que nos han dado la convicción que debemos, como
cristianos, conocer nuestra identidad y también el sentido de nuestra vida,
para sembrar esperanza en este mundo.
La jornada ha concluido con la
celebración Eucarística en la fiesta de San Guido María Conforti y un
piscolabis fraterno de amistad y fe. Unidos a los Javerianos que han, celebrado
apenas en agosto pasado su Capítulo General podemos decir una visión del futuro
de la misión con el número: “La noche de esta humanidad en que
vivimos nos da una posibilidad única de encontrarnos, como San Guido María
Conforti, frente al Crucifijo. Ha sido a los pies del Crucifijo donde el
Fundador ha escuchado y aprendido muchas cosas; el Crucifijo ha sido para él
“el libro” en el que, como muchos santos, aprendió. Y de aquella contemplación
y diálogo todo nosotros hemos llegado a ser hijos. Reconocerlo y ‘consolarlo’
en las infinitas situaciones en que él sufre en la humanidad, constituirá la
inspiración de nuestro actuar. Y entre todos sus dolores nosotros privilegiamos
aquel de la ausencia de Dios, para revelar el rostro de misericordia del Padre”. (XVII
Capítulo General de los Misioneros Javerianos, 34)
Rolando Ruiz
Durán sx
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