Hoy, miércoles segundo del mes de
mayo, el círculo del silencio en Tánger, dentro de la catedral del Espíritu
Santo de esta ciudad, se ha celebrado con un momento de reflexión. 619 son los
muertos cifrados y que se conocen, ellos han perecido en estas
aguas en lo que va del año. Ya esto nos dice algo de la dureza de lo que se
está viviendo en el cementerio del mediterráneo. Las aspiraciones de seres
humanos en búsqueda de un mundo mejor, con el deseo de responder a la necesidad
de dar seguimiento a sus sueños. Algo que ha marcado esta celebración, es que
la gran mayoría de los que ahí estuvimos conocen a más de alguno que ha
perecido en esas aguas. De hecho, el gesto era escribir el nombre, encender una
vela y pronunciarlo en voz alta.
Por ello se decía “no más muertes
en el mediterráneo” y también en francés “plus de morts dans la mediterranée”.
La gran mayoría de los presentes son inmigrantes, ellos mismos han vivido y
viven en carne propia el dolor de lo que esto significa. La Iglesia de
Tánger a través de la Delegación de Migraciones les acompaña, y nos
ayuda a reflexionar, e ir más allá para descubrir una humanidad que sufre. Una
humanidad en la que la carne de Cristo sigue sufriendo.
Un día que ha marcado esta visita
a Tánger, que marca también el deseo de hacer algo más para que no haya más
hermanos que perecen en estas aguas. Que el mediterráneo sea un punto de encuentro
y humanidad, de estrechar lazos y responder a las aspiraciones legítimas de
tantos hermanos y hermanas que buscan una vida más digna.
Rolando Ruiz Durán sx
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