Minda, que significa amada en lengua africana, se quemó cuando era tan solo un bebé. Como consecuencia, su empeine y tobillo terminaron unidos, imposibilitándole prácticamente caminar. El misionero Rolando Ruiz Durán la conoció cuando ella tenía dos años y desde el primer momento quiso ayudarla. «Yo no podía ofrecerle nada y recurrí a la gente generosa», explica. Finalmente Minda fue operada y pudo restablecer su vida «gracias a personas que lo dan todo a cambio de nada». Así trabaja Ruiz Durán y también Manos Unidas, dos instituciones que se unen para compartir un mismo sendero solidario.
Manos Unidas celebra esta semana el punto álgido de su campaña, que como recuerda María Elvira García Castañedo, delegada de la oenegé en Asturias, «desempeña el trabajo durante todo el año». El sábado y el domingo, 11 y 12 de febrero, serán los días fuertes debido a la donación de todas las colectas de las parroquias y capillas. «Un dinero que sí llega a los demás y que se destina a proyectos que responden a realidades muy concretas».
De cada 100 euros, las voluntarias de Manos Unidas solo usan para sus gastos 1,45 euros. El resto va íntegro a los más necesitados y a «intentar conseguir un mundo más justo». Afortunadamente, «Asturias es un lugar muy solidario», asegura García Castañedo, que trabaja con cerca de un centenar de personas más en el Principado.
África
Rolando Ruiz Durán es mexicano y desempeñó su labor como misionero seis años en Camerún y nueve en Chad, África. Hace casi tres que se trasladó a Madrid , aunque le gustaría volver porque «la mayor necesidad está en África». «Aquí nadie se muere por falta de un antibiótico y todo el mundo ve normal abrir un grifo y que salga agua». Misioneros como él y Manos Unidas trabajan juntos para poder ofrecer «mayor dignidad» a las personas porque como dice Ruiz Durán «la pobreza no es un invento de la tele».
Artículo del Diario el Comercio por María Lastra, Oviedo 7/02/12
Foto: M R http://www.elcomercio.es/v/20120207/oviedo/todo-cambio-nada-20120207.html
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