Luis Pérez, misionero javeriano, ha participado en una nueva sesión de la Escuela de Evangelización, en Toledo (Foto F. Redondo)
Escuela de Evangelización Misionera, en Toledo.
El Misionero Luis Pérez, que ha sido presentado por el
Delegado de Misiones, Jesús López, ha trabajado en la recuperación de
niños soldados en Sierra Leona, lugar en el que fue secuestrado por un
grupo armado rebelde, de cuya experiencia ha transmitido un testimonio
por “responsabilidad” y por “todos aquellos que se han encontrado en una
situación límite”.
Todos somos misioneros, por lo que debemos vivir con intensidad la Fe en
las parroquias, en nuestras comunidades, en nuestros pueblos”. De esta
manera concluía el Padre Luis Pérez su participación en la Escuela –
Taller de Evangelización Misionera, que organizada por la Delegación de
Misiones y el Consejo Diocesano de Misiones, se está desarrollando desde
el pasado mes de enero.
El Padre Luis Pérez, por muchos
toledanos conocido, al ser precisamente natural y sacerdote de Toledo,
es misionero javeriano, que ha disertado sobre “La misión ad gentes en
la vida de la Iglesia”, haciendo especial énfasis en la
“corresponsabilidad de la misión”, partiendo de dos ideas fundamentales,
que son “la fuerza del envío” y “la certeza que tenemos de ser enviados
por Él”. Pero además, el Padre Luis Pérez es conocido por el trabajo
que ha desarrollado en Sierra Leona en la recuperación de niños
soldados, país en el que fuera secuestrado por un grupo armado rebelde,
de cuya experiencia transmitió una testimonio por “responsabilidad y por
todos aquellos que se han encontrado en una situación límite”.
El
Delegado de Misiones, Jesús López, ha sido el encargado de presentar al
Padre Luis Pérez, agradeciendo su presencia en esta Escuela Taller de
Evangelización Misionera que supone “un reto y un nuevo compromiso” a la
luz de los tiempos que vivimos. De igual manera, aprovechó para
compartir el sentimiento de amistad que les une, situado en la presencia
toledana del Padre Pérez.
“El evangelizador de una forma u otra siempre se convierte en evangelizado”
Durante
su exposición, el Padre Luis Pérez ha insistido en el compromiso de
todos los responsables de la Misión en este siglo XXI. Además, ha
posicionado especial fuerza al recordar que “el evangelizador de una
forma u otra siempre, siempre, siempre se convierte en evangelizado”,
algo en lo que todos los misioneros coinciden.
De igual manera
ha resaltado la importancia de la comunidad. Porque “la que evangeliza,
la que realmente incita e invita a la misión es la comunidad”, donde
surgen “relaciones de fraternidad, de cercanía, en definitiva de
pertenencia”.
“¿Cuál es el único mueble que no cojea?”, ha
preguntado el Padre Luis Pérez a los asistentes a la Escuela – Taller,
respondiendo él que “el taburete, porque, según nos enseñaron en
geometría, tres puntos forman un plano”, y en ese sentido ha señalado
que son “tres patas y puntos” los necesarios en la vida cristiana, “el
encuentro personal con Jesús, la transformación de nuestra vida en Jesús
y el anuncio de esto en los demás”.
Todo ello desde una
certeza, como ha afirmado, “que estará hasta el final de los tiempos con
nosotros”, porque “nos hemos encontrado e identificado con él,
reproduciendo la imagen de Jesús como forma de vida, certeza porque le
vivimos”.
Ha recordado que “a la misión le da fundamento de que
con Jesús puede haber la posibilidad de un mundo mejor, la esperanza de
un mundo mejor”, y desde la urgencia del Evangelio, señala que nos
“ofrece la manera nueva de ser verdaderamente humanos”. La misión, ha
recalcado, ofrece una respuesta que nos hace más humanos, desde la
gratuidad, el respeto por todas las personas, y la presencia de la
Caridad. Es “dar sentido a la persona” desde una “misión que hoy ha
cambiado”, por lo que ha pedido “dinamismo y creatividad en la y desde
la Fe”.
Finalmente ha insistido, durante su ponencia, en la
necesidad de la “experiencia de Dios”, en la invitación, como
recientemente hiciera Benedicto XVI, de “hacernos cargo los unos de los
otros”, desde una “misión universal” que se centra en la “atención al
otro”. Una labor en la que participamos todos, con especial importancia
de los laicos, porque debemos “invitar a otros a la oración, a la
colaboración, al encuentro con Dios”, en definitiva, el trabajo y el
encuentro en la “comunión misionera”.
“Nada te turbe; nada te espante; todo se pasa; Dios no se muda...”
Ocho
años de guerra, cientos y miles de niños soldados, situación límite...
el Padre Luis Pérez sufrió un secuestro en Sierra Leona, que le hace
afirmar y señalar que “no soy el mismo, he experimentado que la certeza
del Señor está conmigo”.
El Padre Pérez habla con cierto pudor,
“el hablar de esta experiencia siempre me causa pudor”, pero también es
cierto que expresa con fuerza que lo hace para “ser testimonio de todos
aquellos que se han encontrado en una situación límite, un don trágico,
una realidad profunda”. Habla pero guarda silencios de respeto y de
emoción. Recuerda que fueron cuatro las personas asesinadas, por el
secuestro, y dice que “en un determinado momento aceptó con cordialidad y
serenidad el dar la vida por Jesús” porque “no pensaba que viviría”.
Afirma que en aquel momento “percibió la densidad de vida que da la Fe, la identificación con Jesús, a pesar de nuestras sombras, porque resulta que era verdad, no solo lo crees sino que es verdad, el don de Dios, del Espíritu, la presencia de Jesús”. Señalaba, por eso, que “pasó más miedo cuando volvió a Toledo” que cuando estaba secuestrado en Sierra Leona.
El Padre Luis Pérez recalca que “en esa situación se sintió sostenido por el Señor, la certeza de que Dios estaba”, y como en aquel momento se puso en las manos del Señor, “Él nos ha mandado, Él nos sostendrá”, encontrando, junto al resto de secuestrados, la fuerza para afrontar la situación.
El don de Dios se manifiesta, y acabando con la palabra compartir, como testimonio de vida, recordaba que en la oración se unían los secuestrados, italianos y español, habiendo elegido las palabras de Santa Teresa de Ávila cuando decía “Nada te turbe; nada te espante; todo se pasa; Dios no se muda, la paciencia.
Artículo del 29 de abril 2012, El Día Digital.es /Toledo - Local /Fernando Redondo.
Su testimonio pesa como el oro, pues esa experiencia y su respuesta de fe, experimentándose profundamente apoyado por Jesús, unido en la oración con los otros secuestrados y con la libertad suprema de dar la vida por Jesús si fuera necesario...no se aprende en los libros ni en la Iglesia, sino en el trabajo comprometido en la vida. Gracias por hombres así a nuestro Dios y SEñor, dador de la Paz.
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