29/5/12

He realizado mi labor misionera a la luz del Evangelio: Diario de una misión...

Domingo de Ramos en Domo Chad (Foto Sr. Clémentine Mbombo )

Entrevista al misionero javeriano Rolando Ruiz Durán sx en el programa Diario de una misión dirigido por José Luis Sacristán García de la radio Cope. (Para escuchar la entrevista completa, no más de minuto y medio de duración cada una,  debes pinchar en el enlace y una vez ahí pinchar de nuevo en Audio)


Me cautivo la vida de San Francisco de Asís...

Siempre que me preguntan cómo surgió mi vocación misionera, para mí es una alegría. En realidad, yo siempre soñé en casarme, pero en un momento dado, la vida de San Francisco de Asís me llegó y lo mismo cuando cayó en mis manos la vida de San Guido Mª Conforti. Vi que la vida misionera era un don total para hablar con Dios. Yo de joven daba catequesis en una Parroquia y soñé que era misionero, fui a ver a los misioneros javerianos y así nació mi vocación...


Yo he hecho toda mi labor misionera a la luz del Evangelio...

Yo soy sacerdote misionero, o misionero sacerdote. Mi trabajo, siempre ha sido en la pastoral. Es decir, como cura. Pero cura de misión. Yo he tenido dos parroquias, trabajando con otro javeriano, un granadino, Fernando García. Una Parroquia tiene 70 kilómetros de largo, por 30 de ancho. La otra Parroquia -más o menos- 30 kilómetros de perímetro. Hablo -más o menos- de 40 comunidades en cada comunidad, y la misa cada quince días. Pero hablo también de un país donde hay bastante pobreza, donde hay hambrunas. Entonces mi labor, es cierto, hablar del Evangelio, hablar de una manera muy singular, propia de esta Diócesis, pero nuestro trabajo también era a nivel de la educación, de la agricultura, de la salud. Se ha escuchado siempre -hay un dicho francés- que, más o menos se traduce igual en castellano: "El estómago que tiene hambre y no tiene oídos". Y es importante acudir a la gente en su realidad, en su situación. Bueno, como misionero, yo también me he metido en esto, en la educación, en el trabajo y en la salud, pero siempre desde la luz del Evangelio...

En las aldeas manteniamos encuentros de formación...

La misión me queda muy fresca porque es reciente. Yo recuerdo que había mucha actividad porque siempre la ha habido. Antes de las cinco yo ya estaba despierto. Y después, la Eucaristía, empezar a recibir gente, porque nosotros teníamos mucho trabajo en las aldeas. Actividades de formación de catequistas, de comités de Justicia y Paz. Actividades de encuentro con la gente, para ver cómo la pasaban, y todo eso. Pues mi actividad lo normal era, después de la Eucaristía se tomaba un poco de café, lo normal, y después encuentros. O ir a las aldeas, o encuentros de formación que, más o menos venían terminando a las cuatro o las cinco de la tarde. Yo iba mucho en bicicleta por dos razones: una, que no tenía los medios económicos para pagarme la gasolina, otra por la necesidad también de acercarse también a la gente. Con sencillez, pero eso redundaba en un poco más de cansancio y llegar más tarde. Hacia las seis, que se acaba el sol, más o menos, teníamos a veces un encuentro con las religiosas o nuestra oración. Y eran los momentos para preparar.


En Chad transmitimos el Evangelio oralmente...

Toda nuestra vida está hecha de experiencias personales. Sinceramente no sabría qué contar. Quisiera decir algo muy sencillo. Nuestro método misionero en la Diócesis de Pala, allí en Chad, es la "oralidad". ¿Qué quiere decir "oralidad"? Cuando en 1964, los misioneros se dieron cuenta de un Catecismo de preguntas y respuestas, que no cambiaba nada. Poco después se dieron cuenta de que los nativos de allí transmiten sus tradiciones de boca a oído y nosotros pensamos en hacerlo así. Por ejemplo, el Evangelio según San Lucas, que es el de los catecúmenos. Y los catequistas lo transmiten de memoria y esto es una belleza porque en la lengua mussey la costumbre es cantar.


A pesar de las dificultades los misioneros nunca se marcharon...

Soy mexicano, pero he trabajado en dos zonas africanas: seis años en Camerún y nueve en Tchad. A mí me gusta hablar de Tchad, porque es donde he trabajado más tiempo. Allí inicié mi sacerdocio. La mayoría son musulmanes. La Diócesis donde yo trabajé era llevada por los Oblatos de María Inmaculada, nacida en 1964, muy precaria, debido el clima. La riqueza fundamental es el algodón. Los gobernantes se han sucedido con golpes de estado, pero los misioneros nunca se marcharon.

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