9/5/12

"la llamada de Jesús es inesperada, pero increíble.".."somos libres para decidir..."

De un pequeño pueblo a una gran experiencia.
Algo diferente.
Al salir de casa muy de mañana con mi mamá camino del autobús, nunca hubiese imaginado todo lo que llegué a sentir ese día. En el autobús tan solo estuvimos unos 10 minutos como mucho hasta llegar a Albendín. Yo ya había estado allí más veces, incluso había entrado a la iglesia pero ese día al entrar sentí algo diferente.
Santo Domingo Henares
Como siempre, mis amigas y yo nos sentamos en los primeros sitios, allí todo se “pilla” mejor. Vimos unos videos sobre una persona que siendo muy importante para mi pueblo, Baena, nunca le hemos dado el valor necesario, Santo Domingo Henares. Al conocer un poco más de su vida, me di cuenta de que la llamada de Jesús es inesperada, pero increíble. También pienso que cuando nuestro Padre nos encomienda una misión es porque sabe perfectamente que somos las personas ideales para cumplirla, Él siempre nos da un lugar en el que encajamos perfectamente.
La marcha
Yo, en la Marcha Misionera, siento que encajé. Anduvimos unos 13 km, conmemorando a Sto. Domingo e hicimos dos paradas en las que tuvimos catequesis, pero esta vez la catequesis era diferente; sentados entre los olivos, con bichos, con gente de otros pueblos y con corazones dispuestos a seguir a Dios. Reconozco que durante el camino me quejé varias veces, porque estaba cansada y porque hacía mucho calor pero a la vez me lo pasaba genial porque en todas las personas que allí había estaba Jesús y eso era especial.
Ser misionero
Sé que es difícil ser misionero como lo fue Sto. Domingo, pero también sé que es tan grande la gracia y la ilusión que sientes dentro que eso es lo que te empuja a ser misionero. Todos somos misioneros, y no hay que irse fuera de dónde vives, en tu mismo pueblo o ciudad hay personas que necesitan que volvamos a marcar su camino y a demostrarles que Dios sigue estando a su lado. Ha sido una gran experiencia esta primera Marcha Misionera y espero que no sea la última.
Asun
Camino, Silencio y Oración.

“Porque allí donde dos o tres de vosotros os reunáis en mi nombre, allí estaré yo”
El pasado día 21 de de abril el grupo de jóvenes que formamos parte del Centro Interparroquial San José compartimos un día de convivencia para conocer mejor la figura de Santo Domingo Henares, misionero de nuestro pueblo, Baena.
En la charla ofrecida por el padre Rolando conocimos su vida de cerca, conocimos que fue un testigo fiel de Jesús, con su vida y su palabra, cómo vivió evangélicamente su consagración bautismal, religiosa, sacerdotal, episcopal, siendo un hombre de Dios y de sus hermanos. Su vida se apoyaba en la oración intensa, alimentando con ella su bondad y su caridad. Fue consuelo de pobres y testimonio de vida para todos.
Tras salir de esta intensa charla espiritual yo sentí la necesidad de reflexionar sobre ella; aprovechando los momentos de silencio y descansos en el camino de vuelta a casa.
¿Qué puede hacer un joven como yo para parecerse en algo a Santo Domingo?
Difícil respuesta y sobre todo cuanto más lo pensaba: los jóvenes somos constantemente tachados de mil cosas que no somos en realidad, que no estudiamos, que nos pasamos horas viendo la tele, en Internet, que no creemos en nada… Muchas críticas pero la verdad es que somos libres para decidir, sinceros, valientes y los que creemos en Dios y practicamos nuestra fe, lo hacemos porque de verdad lo sentimos.
Así nos lo dice el Santo Padre en el prólogo del catecismo joven de la Iglesia Católica (Youcat): “Tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con  fuerza y decisión”.
Andamos en el camino, rezamos el rosario, guardamos silencio y miro a mi alrededor, compañeros, amigos, gente a la que quiero con la que comparto mi vida y mi fe. Un gran día dedicado a Dios, aprendiendo de él a través del testimonio de la vida de un Santo… Ya estamos cumpliendo Padre “Amaras a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.
Apenas hemos empezado a caminar hay ganas, fuerza, ilusión y la fe para seguir haciéndolo con la mejor de las motivaciones y la imprescindible compañía de nuestros mayores, padres, catequistas, sacerdotes que han de seguir señalizando la vía que nos mantenga para siempre en el camino de Dios.
Adrián

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