La Pascua Rural Misionera del año de la fe ha sido organizada por Los Misioneros Javerianos y Pedro Pablo Tomico, párroco de Bustarviejo y Valdemanco, en la Sierra de Madrid. Con la colaboración de todos, nos ha dado la oportunidad de vivir, una vez más, el misterio pascual de Cristo y así poder crecer más en la fe.
Una vez más en Bustarviejo
Un año más en Bustarviejo, un año más para reencontrarme con esas personas que hace un año me lo dieron todo. Hay tantas cosas que tengo que agradecer que no cabría en este folio. Cogí mi maleta y me dispuse a viajar a Madrid con las mismas ganas del año pasado, con las ganas y la ilusión de volver a encontrarme con Dios, con la esperanza de oír lo que Él quiere decirme.
Pascua Rural Misionera.
Ha sido una Semana Santa diferente, el año pasado sentí como bajaba al lugar de la muerte para renacer de nuevo con Dios, sentí como moría para volver a ver la luz de Cristo. Dios me ha dado la oportunidad de volver a bajar con Él, agarrar su mano y volver a la vida nueva.
La novedad.
Este año he aprendido que no todas las Semanas Santas son iguales. Yo esperaba encontrarme de nuevo, esperaba poder entenderme. Pero me he dado cuenta que eso no es lo importante y lo he descubierto este año en ese fantástico pueblo con esas personas que viven ahí. Fui un poco egoísta al ir con la idea de yo y yo y nada más que yo, pero no es así. Dios me ha enseñado que una persona es más feliz si se entrega a los demás. Durante los días de Pasión he podido acercarme a cada persona, conocer otro estilo de vida y aprender de cada uno de ellos.
Convivir con los demás.
A diferencia del año pasado, este año hemos comido en casas de familia, ver que te dan todo lo que tienen y más, ver cómo quieren que estés bien y que no te falte de nada, eso me hizo abrir los ojos y ver a Dios en cada una de esas personas. Cuando entraba en la iglesia me preguntaba que por qué no vivía la Semana Santa como el año pasado, que quería sentir lo mismo, pero pronto me di cuenta que no, que eso no podía ser, este año me tenía que centrar en los demás, que mi misión no era ser el centro de todo, si no compartir con esa gente. La oración me ayudaba mucho, por las mañanas hacíamos los Laudes y a lo largo del día rezábamos en cada momento que necesitábamos.
Los jóvenes durante las charlas para ellos.
¿Y los demás?
El jueves santo vimos una película con los jóvenes del pueblo “Disparando a perros” otra realidad más que observar, con esa película me di cuenta que ahora mismo en cualquier parte del mundo puede haber, y de hecho hay, gente que está sufriendo. La película está basada en hechos reales, en unos hechos que fueron catastróficos. Ahora vemos los atentados de las torres gemelas en los cuales murieron miles de personas o en otros atentados o guerras y nos estremecemos por las barbaridades que se han hecho, pero ¡Hay tantas cosas, tantas catástrofes, tanta miseria que no conocemos! Lo que sucedió en Ruanda (África) fue inhumano, murieron 800000 personas. Esto me da que pensar, Dios nos hizo libres para hacer lo que quisiéramos, pero yo me hago una pregunta ¿De verdad somos tan salvajes? ¿Cómo es posible que personas se maten de esa manera? Esta semana santa he reflexionado mucho sobre ese tema.
Los otros marcan nuestra fe.
El sábado santo fuimos a Valdemanco con los niños a pasar la mañana, fue genial, estuvimos jugando con ellos y compartiendo momentos que serán difíciles de olvidar. Más tarde llegó el Delegado de Misiones de Madrid acompañado de personas que participan en las misiones. Fue una comida muy agradable y ahí fue cuando me di cuenta de la cantidad de personas que aman a Dios y que por Él dejan sus cosas y se van de Misión. ¡Fue genial el encuentro y espero volver a repetir!
La vigilia Pascual.
Esa misma noche celebramos la vigilia Pascual, la fiesta más importante de los cristianos, gracias a la resurrección de Jesús nos hemos salvado del pecado. Es tanto el amor de Dios hacia nosotros que entregó a su hijo. No nos paramos a pensar qué significa eso, pero por nuestra causa hubo una persona que soportó latigazos que le desgarraban la carne, soportó insultos que le rompían el corazón, soportó que sus amigos lo dejaran solo…lo vemos normal, porque llevamos toda nuestra vida diciendo que a Jesús lo crucificaron por nosotros, pero no pensamos en el dolor que tuvo que sentir, si nosotros nos rompemos un brazo, nos cortamos con el cuchillo o tenemos alguna caída nos duele, no me quiero imaginar el dolor que tuvo que sentir cuando le pegaron tantos latigazos, cuando le pusieron la corona de espinas en la frente y la sangre le corría por la cara o cuando le clavaron los clavos para crucificarlo. Me dan ganas de llorar por su sufrimiento y yo me pregunto ¿Alguien en esta vida te ha demostrado más amor que Jesús? ¿Algún amigo, familiar o conocido ha hecho eso por alguno de nosotros? Nadie. Entonces no entiendo como hay gente que aún no se ha dado cuenta de eso. Yo aún así, ahora estoy empezando a darme cuenta. Y espero que nunca se me olvide que hay una persona que murió por mi y que a esa persona le debo la vida, por Él quiero ir al mundo entero, anunciad y darle el regalo a las personas de conocer a Jesús. Esta suerte que tengo de conocer su amor no me la puedo guardar para mi sola.
Celia Valdivia, Jaén.
Todo mundo vibra por la misión, la suerte de concoer su amor y de no quedárselo para sí solo.
Celia de la Delegación de Misiones de Jaén, Cecilia de Jóvenes para la Misión (Asociación Misionera de Madrid) y al final se ve a Mercedes, de la parroquia de Bustarviejo que en el verano han ido e irán a Rumania con las Misioneras de la Caridad de la beata Teresa de Calcuta.
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