Hola soy Ginés y os voy a intentar contar lo que ha sido mi misión, aunque nunca podré trasmitirla, pues eso hay que vivirlo, es la única manera de sentir el amor de Dios, el cual es trasmitido tanto por las personas que viven en picota, como en los pueblos de alrededor en esas humildes casitas en mitad de la selva.
La ida fue muy ilusionante, y a
pesar de mi nerviosismo, estaba muy tranquilo, había una paz en mi interior que
sin duda era proporcionada por nuestro Señor. Con la llegada a Picota nos
encontramos a unos hermanos, los cuales estaban muy lejos, pero compartiendo el
amor a Jesús, nuestro señor, era como si nos conociésemos de toda la vida, a
través de nuestra religión. El cariño, al alegría y el amor que nos
trasmitieron es imborrable en el recuerdo de nuestra misión.
El retiro en Chamboyaco, que nos dio
el padre Juan Ropero, no fue otra cosa más bonita que tener a nuestro Dios y
nuestra madre, viviéndolo con nosotros, sintiéndolos al lado mismo y sobre todo
muy dentro de mi corazón.
Llego la primera salida a los
pueblos de la selva, con qué paz, ilusión y amor me guiaba nuestro padre y
nuestra madre, la virgen María. El primer pueblo fue Capirona, repletos de
ilusión y amor llegamos los padres Leopoldo y Nicolás y los laicos Modesto, Ginés,
Lourdes y Elena. En cambio sin comparamos, no fue nada lo que dimos en relación
con lo que recibimos, cariño, humildad, sencillez, ya nos empezábamos a
enriquecer con las personas tan humildes que habitaban dicha selva, llegaron
otros; el Porvenir, el Líbano, y en cada uno de ellos el orden del día era la
pobreza en comida y en enseres materiales, pero qué ricos en amor hacia el
prójimo, a Dios y a nuestra madre, María. muy enriquecedora fue la vivencia con
los animadores, ¡Qué bonito! ( como dicen ellos), vivir esos tres días por la
selva, a veces medio perdidos, pero sólo de orientación geográfica pues siempre
nos guiaba nuestro señor, él siempre estaba allí.
Otro pueblo más, Corazón de Jesús
y otro ejemplo más de fe y confianza. Llovió nosotros estábamos preocupados,
nos encontramos a una madres con sus hijos y les pregunté que si vivían cerca y
sus respuesta fue a dos o tres horas a pie, nuevamente que muestra de fe nos
dieron.
Hacia Nuevo Lambayeque, camino
duro, pero con al presencia de Jesús y María el cansancio es mucho más
llevadero, en cada pueblo nos llenábamos con esa fuerza que nos trasmitían, nos
llenaban de fuerza y cariño para la próxima misión.
Qué bonito fue visitar enfermos y
evangelizar en Guille, quizás para mí fue sin duda lo más duro, pero con el
corazón lleno de Dios todo se consigue, esa visita a los colegios y al comedor,
al ver como te miran esos niños, esos que te llenan tanto, que la emoción te
salen por la piel, con qué amor te abrazan, te daban un beso, eso es imborrable.
Tengo que decir también la gran
familia, la cual se formó en la casa, a pesar de ser cada uno de forma de ser
muy diferente a los demás, destacando el cariño de los dos sacerdotes que allí
estaban, sin olvidar todos los demás que andaban por al casa, fue una
convivencia para contar, donde reinaba la felicidad y la alegría.
Llegó la segunda salida a los
pueblos, un poco más pensativos pero siempre ilusionados, camino difíciles pero
no imposible,s lo que no se hacia en coche, se hacía en mula o andando, siempre
viviendo con la presencia de los animadores, dando amor, ilusión y cariño, en
definitiva, todo lo que tenias, te volvían a llenar el corazón, dando siempre
más de lo que tú les podías dar.
A ellos gracias, a la gente de
Picota, pueblos de alrededor y casitas de la selva por dejarme vivir esta
misión y llenarme de tanto amor, ilusión y alegría y sobre todo de esa fe y
confianza que me habéis dado, gracias sobre todo a mi Señor Jesús por entrar en
mi corazón y en el de mi mujer, por haberme llevado a esta misión, la cual,
sin duda, tó me has encomendado, porque sin ti, Jesús y tu madre, María no la podría
haber realizado, por tanto; GRACIAS.
Valenzuela, Córdoba
Ginés ha estado en la misión diocesana de Moyobamba en Picota Perú. Acompañado por varios laicos y dos sacerdotes de la diócesis de Córdoba y coordinados por la Delegaciones de Misiones de Córdoba.
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