Una vez más, en la Vicaría VIª de
Madrid, hemos celebrado una vigilia de oración por las Vocaciones. Ésta ha
tenido lugar en la parroquia de San Sebastián Mártir. El párroco Alberto
Jerónimo y su vicario adscrito Mario, procedente de Angola nos han acogido muy
bien. Previamente habían preparado la vigilia con el coro y demás cristianos de
la parroquia. A las 18.30 tuvo lugar un Rosario con la misma intención. En la
liturgia del día, el evangelio nos habló de la mujer de Tiro que pide a Jesús
por su hija. Esta mujer de Tiro nos invita a mayor fe en el Señor. Nosotros
sabemos que la llamada sigue siendo dirigida a muchos y por eso “oramos
al dueño de la viña para que siga mandando operarios a su mies”.
Nos han acompañado dos testimonios
en cuya vocación hemos encontrado un Dios fiel que llama siempre e invita a
seguirlo. La Hna. Antonia Criado, religiosa Adoratriz Esclava del Santísimo
Sacramento y de la Caridad, nos ha narrado con mucho entusiasmo y
palabras muy sentidas lo que Dios había hecho en ella. Lo primero que remarcó
fue el hecho que ella fue marcada por la Palabra de Dios y muy en
especial por Jesús. Su decisión, antes que nada, tenía que ver con la
persona de Jesús quien la cautivó. Pero en un segundo momento sintió el deseo
de hacerse religiosa. Había descubierto que Jesús estaba en la Eucaristía y eso
la llevo a pedir ser adoratriz del Santísimo Sacramento. Contó como en un
principio, ya que ellas se dedican a las chicas si situaciones difíciles, le
había parecido que no era nada difícil. Sin embargo al ir entrando en cada
historia veía cómo esto no era tan fácil como lo había pensado. Pero encontró y
encuentra siempre fuerzas en esos momentos de adoración en donde las ponía, a
cada una, al igual que sus preocupaciones. Ella ha pasado por varias cárceles
para acompañarlas, también por la de máxima seguridad. En cada historia ha encontrado la
fidelidad de Dios que nunca la ha dejado. Ahora ya con más de 54 años de vida
religiosa no se arrepiente de haber escuchado la voz del Señor y a pesar de sus
fuerzas más débiles ese deseo lo tiene muy vivo.
También nos ha hablado Juan
Carlos Anzanello, él es italiano, Misionero Javeriano. Aún muy pequeño
siendo de un pueblo de campesinos, él vivió su vocación como algo muy
ordinario. Siendo monaguillo había visto como algo normal el entrar en el
seminario de los misioneros a donde fue a estudiar. Ya un hermano mayor le
había precedido ahí. Su vocación se fue afianzando y así creció
más el deseo de ser misionero. Con algo de curiosidad, narró que muy
pequeño quiso ser bombero y que el camino de Dios le había llevado a ser
misionero. En los años 60, después de su ordenación sacerdotal estuvo en un
seminario menor acompañando y animando para la misión. Su superior le pidió que
viniese a España para seguir ayudando a los padres en la tarea de formación y
animación misionera. Pero, confesó que su actividad tuvo una mayor parte de
despacho, encargado, incluso tres años, de la revista de los Misioneros
Javerianos, también de responder las cartas de jóvenes con inquietudes y
animándolos a escuchar la vocación misionera. En el año 1981 los superiores le
pidieron ir a Colombia, del lado de la costa del Pacifico, en la ciudad de
Buenaventura, conocida por su puerto pero que olvidada a su gente. Ahí vivió 18
años, fundó la parroquia y fe muy feliz viviendo la misión. Una vez más, sus
superiores, le pidieron regresar a España en dónde está desde hace 15 años y
desarrollando su actividad en el despacho, atendiendo a tanta gente que escribe
y se interesa en la misión. Él señaló como la voluntad de Dios pasa a través de
los superiores y al hacerla ha encontrado alegría. Agradece, como la hna
Antonia, por la vocación y su alegría se ha dejado sentir en la manera tan
bonita como nos habló de su vocación.
Testimonios como estos nos
permiten descubrir le belleza de la entrega a Dios y a los demás en una
vocación específica. Después de lo cual hemos una vez más hecho adoración
delante del Santísimo Sacramento, meditando y orando por las vocaciones
sacerdotales, consagradas, misioneras y también por la vocación a la vida
matrimonial.
La Parroquia de San Sebastián
Mártir, acogedora, nos ha recordado que es muy importante y forma parte de nuestro
ser cristiano el orar por la vocaciones. Gracias al coro que ha animado
la Eucaristía, los testimonios y la adoración eucarística.
Vale la pena decir sí al Señor,
nunca se arrepiente uno.
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