14/2/15

Vale la pena decir sí al Señor, nunca se arrepiente uno

Una llamada de fidelidad
Una vez más, en la Vicaría VIª de Madrid, hemos celebrado una vigilia de oración por las Vocaciones. Ésta ha tenido lugar en la parroquia de San Sebastián Mártir. El párroco Alberto Jerónimo y su vicario adscrito Mario, procedente de Angola nos han acogido muy bien. Previamente habían preparado la vigilia con el coro y demás cristianos de la parroquia. A las 18.30 tuvo lugar un Rosario con la misma intención. En la liturgia del día, el evangelio nos habló de la mujer de Tiro que pide a Jesús por su hija. Esta mujer  de Tiro nos invita a mayor fe en el Señor. Nosotros sabemos que la llamada sigue siendo dirigida a muchos y por eso “oramos al dueño de la viña para que siga mandando operarios a su mies”.
Nos han acompañado dos testimonios en cuya vocación hemos encontrado un Dios fiel que llama siempre e invita a seguirlo. La Hna. Antonia Criado, religiosa Adoratriz Esclava del Santísimo Sacramento y de la Caridad, nos ha narrado con mucho entusiasmo y palabras muy sentidas lo que Dios había hecho en ella. Lo primero que remarcó fue el hecho que ella fue marcada por la Palabra de Dios y muy en especial por Jesús. Su decisión, antes que nada, tenía que ver con la persona de Jesús quien la cautivó. Pero en un segundo momento sintió el deseo de hacerse religiosa. Había descubierto que Jesús estaba en la Eucaristía y eso la llevo a pedir ser adoratriz del Santísimo Sacramento. Contó como en un principio, ya que ellas se dedican a las chicas si situaciones difíciles, le había parecido que no era nada difícil. Sin embargo al ir entrando en cada historia veía cómo esto no era tan fácil como lo había pensado. Pero encontró y encuentra siempre fuerzas en esos momentos de adoración en donde las ponía, a cada una, al igual que sus preocupaciones. Ella ha pasado por varias cárceles para acompañarlas, también por la de máxima seguridad. En cada historia ha encontrado la fidelidad de Dios que nunca la ha dejado. Ahora ya con más de 54 años de vida religiosa no se arrepiente de haber escuchado la voz del Señor y a pesar de sus fuerzas más débiles ese deseo lo tiene muy vivo.
También nos ha hablado Juan Carlos Anzanello, él es italiano, Misionero Javeriano. Aún muy pequeño siendo de un pueblo de campesinos, él vivió su vocación como algo muy ordinario. Siendo monaguillo había visto como algo normal el entrar en el seminario de los misioneros a donde fue a estudiar. Ya un hermano mayor le había precedido ahí. Su vocación se fue afianzando y así creció más el deseo de ser misionero. Con algo de curiosidad, narró que muy pequeño quiso ser bombero y que el camino de Dios le había llevado a ser misionero. En los años 60, después de su ordenación sacerdotal estuvo en un seminario menor acompañando y animando para la misión. Su superior le pidió que viniese a España para seguir ayudando a los padres en la tarea de formación y animación misionera. Pero, confesó que su actividad tuvo una mayor parte de despacho, encargado, incluso tres años, de la revista de los Misioneros Javerianos, también de responder las cartas de jóvenes con inquietudes y animándolos a escuchar la vocación misionera. En el año 1981 los superiores le pidieron ir a Colombia, del lado de la costa del Pacifico, en la ciudad de Buenaventura, conocida por su puerto pero que olvidada a su gente. Ahí vivió 18 años, fundó la parroquia y fe muy feliz viviendo la misión. Una vez más, sus superiores, le pidieron regresar a España en dónde está desde hace 15 años y desarrollando su actividad en el despacho, atendiendo a tanta gente que escribe y se interesa en la misión. Él señaló como la voluntad de Dios pasa a través de los superiores y al hacerla ha encontrado alegría. Agradece, como la hna Antonia, por la vocación y su alegría se ha dejado sentir en la manera tan bonita como nos habló de su vocación.
Testimonios como estos nos permiten descubrir le belleza de la entrega a Dios y a los demás en una vocación específica. Después de lo cual hemos una vez más hecho adoración delante del Santísimo Sacramento, meditando y orando por las vocaciones sacerdotales, consagradas, misioneras y también por la vocación a la vida matrimonial.
La Parroquia de San Sebastián Mártir, acogedora, nos ha recordado que es muy importante y forma parte de nuestro ser cristiano el orar por la vocaciones. Gracias al coro que ha animado la Eucaristía, los testimonios y la adoración eucarística.

Vale la pena decir sí al Señor, nunca se arrepiente uno.

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