30/4/15

La alegría de un encuentro de familia en las OMP

Cuando un misionero regresa por un tiempo de descanso a España, muchas peticiones salen a su encuentro: una charla por aquí, una misa por allá. Paco Marín, misionero javeriano originario de Villena, Alicante, tiene 35 años en Japón. Él confiesa, además con un tono de seriedad que desvela profundidad, que le es muy grato volver porque hay una renovación especial. Esto sucede ya que en España, en donde él escuchó esa llamada para consagrar su vida a la misión, hace muchos años.  
Se trata también de un tiempo para visitas a familiares que son de rigor. En ese clima, también hay una familia que lo ha acogido con mucho cariño, se trata de la familia de la Dirección Nacional de Las Obras Misionales Pontificias. Paco ha confesado que se sintió muy bien, no tenía palabras para expresarlo. Don Anastasio Gil, tomo un tiempo para charlar con él y hacerle algunas preguntas sobre su misión, el lugar en donde trabaja, etc. Se ha dado un tiempo para enseñarle los despachos y llevarlo al lugar principal de todos, la capilla. Con entusiasmo le presentó los detalles de una Capilla con todos sus signos misioneros y en donde Paco se ha podido recoger unos instantes en oración.
Otra visita especial fue la exposición de los carteles del DOMUND que desde 1942 se hacen en España. Además, Don Anastasio le ha pedido que formulara una oración, si alguno de esos carteles se la inspiraba. Habría que ver los ojos de Paco cuando encontró dos, le recordaron su años mozos, cuando en Elche, participaba de la vida parroquial con un grupo de jóvenes.
Después, un café con Rafael, Antonio y Alfonso, una charla con Rosa y Justo, otra con Dora y Ana; un breve saludo a Gloria y además a Paula Rivas. Un saludo rápido a Montserrat, Roberto y a todos estos hermanos de la gran familia de las Obras Misionales Pontificias, de la cual pocos conocen sus rostros, pero todos nos beneficiamos de su trabajo escondido por los misioneros, una familia que le ha concedido una mañana muy singular y llena de alegría. Ellos todos contentos de conocer a Paco, de preguntarle por Japón, por la lengua, por los cristianos, etc. En fin, ellos y el misionero entraron rápidamente en sintonía porque les une a todos la misión.
Una breve entrevista para Radio María y después el regreso a casa. No cabe duda que el encuentro con aquellos que llevan la labor escondida para las misiones, o llamémosle “los trabajadores ocultos de las misiones”, da un regocijo interno que no dice su nombre. Paco me confiaba, “fue muy bonito, son muy acogedores, me he sentido como en casa”.
Mil gracias a todos vosotros de las OMP (Dirección Nacional), la gran familia misionera,  que trabajáis para que la labor de los misioneros sea conocida, para que la colaboración de los cristianos llegue a destinación y que además os tomáis el tiempo de acoger a los misioneros cuando os van a visitar a la casa de los misioneros que es vuestra casa y lugar de trabajo.

Rolando Ruiz Durán sx




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