Mi experiencia
misionera de este verano ha sido un viaje compartido con nuestros hermanos
musulmanes, en el que poco a poco he ido descubriendo que Dios está presente en
cada persona. Este viaje tuvo su inicio en el momento en que subimos al autobús
Madrid-Algeciras.
En ese autobús
viajábamos españoles y marroquíes, musulmanes y cristianos, dos culturas y dos
religiones a simple vista muy diferentes, pero que cuando vas conociendo vas
encontrando similitudes preciosas, la mejor Dios. Ese Dios que nos ha creado a
cada uno de nosotros, y nos ama por igual, y que si te paras a mirar bien, se
encuentra en cada persona, da igual la religión, la cultura, la edad… nada
impide que Dios esté en ti. Y como bien nos explicó Jean-Pierre Schumacher
hablando de una escalera a dos aguas, los cristianos subimos por un lado, y los
musulmanes por el otro, y al final nos unimos en el destino, que es Dios, por
lo tanto, cuanto más cerca estás de Dios, más cerca estás del hermano, una
reflexión que no solo queda en teoría, sino que este mes la hemos podido llevar
a la práctica y ver que es muy cierta.
La primera
parada de este viaje ha sido un Campo de Trabajo con Inmigrantes en el Centro
de Inmigrantes San Antonio de Ceuta. La gente cuando dices que vas a ir a Ceuta
a estar con inmigrantes se sitúan en dos posiciones, una negativa, porque no
ven el sentido, y la otra positiva que te felicitan por ir a hacer una “buena
labor”.
Respecto a la
primera posición, lo que no saben es que estos inmigrantes son jóvenes como
nosotros pero víctimas inocentes de la violencia y la explotación, que
emprenden este viaje buscando salir de la pobreza, las persecuciones, las
guerras, etc. Ponen todas sus ganas y fuerzas en el camino, porque tienen la
esperanza de que al llegar a su destino podrán tener una vida digna. Uno de
ellos me dijo “aquí abrís el grifo y tenéis agua, allí tenemos que ir a
buscarla al pozo”. Son cosas tan sencillas aquí y tan difíciles allí. Lo malo
es que en su destino les ponemos más obstáculos, y en ocasiones es simplemente al ver el color de su piel, se
juzga sin tener en cuenta lo que realmente importa, que es lo que hay en el
corazón, y estos jóvenes tienen un corazón humilde y sencillo lleno de vida.
En este camino
hacia una mejor vida se encuentran con un obstáculo más como lo es Ceuta. Han
llegado a España, pero no a la Península, por lo tanto tienen que permanecer
ahí durante un tiempo indefinido, lo mismo son dos meses que dos años,
esperando a poder cruzar el estrecho. Durante esta estancia se sienten como en
una cárcel, porque no pueden ni avanzar ni retroceder, solo esperar ese momento
que tanto ansían para poder continuar su viaje.
Por lo tanto,
respecto a la segunda posición, yo no siento que nadie me tenga que felicitar,
no voy por hacer una “buena labor”. Vamos a ofrecer cariño, y lo hacemos a
través de algunas actividades, clases de español, manualidades o informática, y
lo reciben al ser tratados como nosotros. Que no por ser “diferentes”
físicamente hay que tratarlos de manera discriminatoria, como si no fueran
personas, “hay gente que se tapa la nariz cuando pasamos por su lado”, decían
algunos. Por lo que pienso que la “buena labor” no solo la pueden hacer unos
pocos al ir a Ceuta, sino que en nuestros pueblos o ciudades también hay
personas que han venido buscando vivir dignamente, y tienen todo su derecho a
encontrarlo. Porque la mayoría de las veces no buscan que les des dinero, con
decirles “hola, ¿qué tal?” se les ilumina la cara, y por un momento se evaden
de sus problemas.
La segunda
parada de este viaje ha sido Marruecos, un país musulmán, con una cultura
diferente, donde nosotros nos hemos convertido en los extranjeros.
Estuvimos una
semana en Tattiouine, un pueblecito de unas 20-30 familias ubicado en las
faldas de las montañas del Alto Atlas, a 15 kilómetros de Midelt. Actualmente,
allí se encuentran dos hermanas Franciscanas Misioneras de María, quienes me
han parecido un ejemplo a seguir. Dedican su vida a los nómadas y a esas 30
familias, y se puede apreciar que el amor es recíproco. Si alguien necesita
algo de ellas, bien sea la hora de comer, de dormir, o cuando sea, siempre
están disponibles. También me impactó que vivan un mes en las montañas con los
nómadas, y es que tienen una fuerza increíble, y se aprecia que Dios está en
ellas.
En esta semana
cambiamos nuestra cultura por la suya, conviviendo con ellos. Y es que desde el
primer momento nos acogieron como si fuéramos 6 más de ellos. Allí colaboramos
en la Colonia de Vacaciones de niños Bereberes, cuyo tema este año ha sido “Mon
Village”, “mi pueblo”, a la que asistieron 35 niños entre 5 y 12 años. En esta
Colonia trabajamos españoles y marroquíes juntos para ofrecer a los niños lo
mejor de cada uno de nosotros, con el fin de que aprendieran, jugaran y
disfrutaran todo lo que pudieran.
Ha sido una
experiencia muy bonita trabajar codo a codo con personas musulmanas, quitando
el prejuicio de que los musulmanes y los cristianos no pueden estar juntos.
También es muy gratificante que los hijos del Imán estuvieran a nuestro cargo,
y él nos saludara con una sonrisa, o escuchar a su mujer cantar una canción que
le habíamos enseñado a los niños, e incluso que nos regalara unas manzanas
antes de irnos. Son cosas que suceden gracias a Dios, cuando lo importante es
el amor, sin importar la cultura o religión, entonces es cuando ocurren estas
cosas.
Para terminar
esta experiencia tuvimos un retiro en el Monasterio de Notre Dame de l’Atlas
en Midelt, donde pude poner nombre a lo que había vivido en ese mes tan
intenso. Un mes en el que he sentido la presencia de Dios como nunca la había
sentido, y he podido experimentar lo que dice Jesús “Yo os aseguro: sino
cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”.
(Mt. 18, 3), ya que tanto los niños y los adultos de Tattiouine como los
inmigrantes en Ceuta me han confirmado que los que creemos más “débiles”, son a
los que más quiere Dios, porque tienen un corazón como el de Jesús, lleno de
amor, humildad, sencillez y bondad y acogen a quien sea sin prejuicios.
Silvia Montiel Peñalver
Delegación de Misiones de Córdoba
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