25/4/16

Despierta a ritmo de Misericordia V Marcha Misionera de Córdoba

La V Marcha Misionera Diocesana de Córdoba, ha tenido lugar el sábado 23 de abril de 2016. Una alegría misionera ha desbordado a ritmo de misericordia, tal y como el lema rezaba. Nos hemos dado cita en la Finca Fuenreal para dar inicio. Este año unos doscientos jóvenes han asistido. Sete, joven de Córdoba nos ha narrado brevemente lo que ha vivido en la misión Diocesana de Picota Perú, su espíritu y encuentro con ese don de la Misericordia, ella terminaba diciéndonos: “Todas estas personas y estas vivencias… me ayudaron a tener un corazón misericordioso para descubrir a Cristo en todas ellas. Los misioneros muestran su amor a Dios así, dejándolo todo para acudir a la ayuda de nuestros hermanos en los países en misión. Pero misión también es aquí. Nosotros también podemos contribuir a la misión y ser como esos misioneros mediante pequeños gestos de amor, mediante obras de misericordia”.
Don Miguel David ha preparado una oración muy sentida en la que un joven se dirigía a la cruz y ha ido implicando a otros jóvenes en el encuentro con la Cruz del Señor, poco a poco esos jóvenes se unieron y nos hicieron rezar “Tras tus pasos, en camino, aprendiendo en la marcha, en comunidad itinerante, te seguiremos, Señor, te seguiremos. Porque tú tienes palabras de vida, que llegan al corazón y descubren nuevos rumbos”. Sí, llamados a anunciar el Evangelio, a ritmo de misericordia hemos dado inicio a la marcha que nos ha llevado por verdes y floridos campos haciéndonos gustar la hermosura de Dios y el caminar hacia él y con él todos juntos.
Al cabo de 9,2 kilómetros llegábamos al polideportivo junto a la Iglesia del Carmen de Almodóvar del Río, donde hemos hecho una pausa-descanso-comida que nos ha permitido retomar fuerzas y gustar de la compañía de las nuevas amistades hechas durante la marcha. Presentes estábamos de Pedroches, Conquista, Villanueva de Córdoba, Baena, Priego, Almodóvar del Río y las parroquias Santa Rafaela, Santa Luisa de Marillac y La Trinida de Córdoba, con las Delegaciones de Misiones y Juventud. Ha sido una gran alegría el contar con el Seminario Conciliar San Pelagio, todos los seminaristas acompañados por sus formadores, ha sido un regalo muy apreciado y estimado por todos. Ellos, los seminaristas, al terminar la comida, han animado los 14 grupos de las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales y han hecho posible un compartir, cada cual ha podido descubrir que la vida cristiana de seguimiento del Señor se traduce también en obras de cercanía y ternura a cada uno de los hermanos y hermanas que encontramos en el camino, especialmente a los más vulnerables y que necesitan más de gestos concretos. Para muchos jóvenes, ha sido una ocasión preciosa ver y caminar con los futuros sacerdotes de la diócesis, jóvenes y llenos de Dios, que tienen el deseo de anunciar a Cristo y su Evangelio.
En la Iglesia del Carmen, nos esperaba Don Adolfo Ariza Ariza, párroco de Almodóvar del Río y a la vez Delegado Diocesano de Catequesis. Él nos ha introducido en el conocimiento del Santo de la Marcha: San Juan Pablo II que ha marcado la Iglesia y ha dado inicio a las JMJ. Un Papa que ha amado a la juventud y nos ha dado ejemplo con su intensa vida de oración y deseo de estar junto al Señor, un Papa misionero que incansable ha ido a todo el mundo anunciando el Evangelio de la Misericordia del Señor. De ahí, la Iglesia del Carmen, en procesión hemos ido a la Parroquia de la Inmaculada con la Cruz de los Jóvenes de las JMJ, el icono de la Virgen, la imagen de San Juan Pablo II y el Cristo de la Divina Misericordia que se encuentra en dicha iglesia.
En la Parroquia nos esperaba nuestro obispo, Don Demetrio Fernández, que ha presidido la Eucaristía y ha dado sentido a nuestra marcha con sus palabras de pastor y padre, invitándonos a vivir la vida cristiana despertando ritmo de Misericordia y hablando del mandamiento nuevo “amaos los unos a los otros como yo os he amado” nos ha dirigido la mirada al Cristo de la Divina Misericordia que ha amado hasta el extremo dándonos vida y con ello ejemplo de Misericordia. Las obras de Misericordia, decía, es una manera muy concreta de vivir la vida de fe y el amor. Aprovechando de la presencia del icono de María que nos indica siempre como escuchar a Jesús y de la imagen de San Juan Pablo II, nos ha invitado a conservar en nuestras vidas el Evangelio que como misioneros estamos llamados a anunciar a los que nos rodean, con nuestra vida y con nuestras palabras y gestos.
Con un espíritu de paz, de alegría y de haber vivido algo, especialmente extraordinario, hemos regresado a casa y a nuestras parroquias agradecidos al Señor que nos permite vivir la dimensión cristiana de esta manera tan sencilla y profunda. Que el año de la Misericordia porte frutos en cada uno de nosotros y sepamos crecer en la práctica de las obras de Misericordia, como signo de ese “amaos los unos a los otros” para que el mundo crea que somos discípulos del Señor.
Hasta la próxima Marcha Misionera Diocesana de Córdoba en el 2017 que organiza la Delegación de Misiones de Córdoba en colaboración con las Delegaciones de Catequesis, Juventud y el Seminario Conciliar San Pelagio.

Delegación de Misiones de Córdoba
Rolando Ruiz Durán sx





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