Esta Pascua ha sido muy especial. He podido sentir a Cristo
muy cerca, como si le tuviese al lado, representado en cada uno de los hermanos
con los que he compartido estos días tan especiales para nosotros, los
cristianos; tanto en cada uno de los inmigrantes que con sus testimonios me
representaban a ese Jesús crucificado, como en cada uno de mis compañeros de
“viaje” en los que se me reflejaba a DIOS AMOR. Han sido días muy intensos,
llenos de emociones de esas que te hacen vibrar por dentro, de compartir
alegrías, cantos, risas, lágrimas, y ESPERANZA. Esperanza de que un mundo nuevo
puede llegar, un mundo en el que todos nos sintamos hermanos, en el que no haya
distinción por el lugar donde hayas nacido, por el color de tu piel, por tus
rasgos o tus creencias.
El Señor me ha hablado en cada momento vivido, me ha hecho
ver lo importante que es amar y dejarse amar por los demás, acogiendo y
compartiendo los sufrimientos y las alegrías; lo importante que es sentir esa
luz de la Vigilia Pascual, que es posible transformar un mundo de oscuridad en
un mundo lleno de luz.
Me siento muy agradecida por haber tenido la oportunidad de
participar en esta Pascua. Gracias a Rolando por su disponibilidad y entrega
absoluta. Gracias a Maite y su familia por ser un testimonio admirable de
HOSPITALIDAD. Gracias a cada una de las personas que han hecho posible que nos
sintiésemos como una gran familia. GRACIAS.
Elena Pérez
Guadalajara
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