María Castillo nos narra lo
que ha vivido en la Pascua Misionera del Encuentro en Murcia junto a hermanos
inmigrantes acogidos en pisos de Cáritas, la mayoría de ellos musulmanes, de
seis países diferentes y con una gran riqueza espiritual y humana.
Esta Pascua para mí ha sido un
regalo, estoy muy agradecida.
He conocido a personas concretas;
cada una con una historia, con un camino recorrido, lleno de sufrimiento, un
camino en el que están luchando (y sigue habiendo sufrimiento) y un camino por
recorrer, lleno de incertidumbre…. Y me he encontrado con Dios en ellos. En sus
miradas y sonrisas llenas de cariño, en su fortaleza y ganas de vivir; en
definitiva, en su esperanza.
¿Cómo me he encontrado con Dios,
cómo ha sido su paso por mi vida? ¿Qué hemos hecho en estos días? Pues hemos
estado, simplemente estar. Compartir.
Compartir lo que somos,
conocernos. Para así poder querernos. “Nadie puede amar al que no conoce, por
eso: abrirse al otro para conocerlo es el primer paso”
En ese compartir lo que llevamos
dentro, está incluido nuestro sufrimiento.
Muchas veces no siento a Dios, me
cuesta verlo, y más en momentos de sufrimiento (ya sea mío o de un hermano);
pero Él está ahí, y eso me han recordado mis hermanos en estos días. Él está siempre
ahí, nos quiere con el amor más grande y nos acompaña siempre. No sólo me lo
han recordado al compartir sus experiencias, sino que han sido transmisores de
ese amor de Dios, con su cariño, su estar sin juzgarme. A pesar de haber pasado
por un sufrimiento mucho más grande que el mío, no lo han infravalorado y me
han acompañado ellos a mí…
Me quedo con dos frases que han
salido en estos días: “Unidad en la diversidad” y “Antes de todo, de ser
cristianos, musulmanes, judíos, hinduistas, ateos, lo que sea; somos hermanos…
Y después, también”.
No somos “nosotros” y “ellos” (o “los
otros”). Todos somos “nosotros”.
En resumen: he vivido, me atrevo
a decir: hemos vivido, una Pascua no solo interior (como estaba acostumbrada
hasta ahora) sino también en la vida, en la acción, de forma concreta y
palpable. En mi vida y en la de otras personas. Ha sido un encuentro con Dios
en mis hermanos. Por eso el nombre de “Pascua del Encuentro”.
¿Y ahora qué? Al haberme
encontrado con Dios en otras personas, creo que me llama (bueno, creo que nos
llama a cada uno) a llevar ese amor suyo que he recibido a quienes lo necesiten;
ser ese instrumento, como lo han sido mis hermanos para mí.
Salir de mí misma y buscar
quienes son esas personas que más lo necesitan. Llevar a mi día a día esto que
he vivido en estos días, concretando ese amor. Puede ser un simple escuchar,
compartir, acompañar, estar.
Ojalá aprendamos a mirarnos unos a otros y a ver la creación entera
desde los ojos de Dios. Ojalá a cada uno de nosotros se nos pueda recordar como
imitadores de Dios, como operadores de paz. Ojalá (Intervención en el acto
interreligioso de Tetuán el 7 de marzo 2019 en el Manifiesto de Tetuán, Mons.
Santiago Agrelo Martínez)
María Castillo Echeverri
Pamplona
Gracias Maria,
ResponderEliminarDeseamos q sigas siendo una soldadita de ese ejército llamado Hermandad.
Un abrazo de luz compañera