ENTREVISTA REVISTA SUPERGESTO
Escaparate – Nº 135
páginas 10-13
CARMEN
BALGUERIAS,
VICTORIA MORA
Y GABRIEL SORIA
CREADORES DE GALATOOMA
Carmen Balguerias, Victoria Mora y Gabriel Soria son tres
jóvenes estudiantes que, después de vivir un verano misión en Adoola (Etiopía),
no se han quedado conformes. Jóvenes creyentes, Etiopía les marcó, y mucho. Por
eso, quisieron que lo vivido estuviera presente en sus vidas los doce meses del
año. Incluso irán más lejos. Deseaban que otros jóvenes, sin recursos, pudieran
vivir le mismo verano misión que ellos. Así idearon GALATOOMA… Un proyecto que,
a través de la venta de camisetas, beca a otros voluntarios y colabora con
proyectos concretos en Etiopía. Esta es su particular forma de dar las gracias
por lo vivido…
Gabriel, Carmen y Vicky ¿podréis algo de vosotros?
GABRIEL: Yo soy Gabriel Soria tengo 23 años y estoy acabando Ingeniería Informática
en Madrid. También estoy trabajando de prácticas y llevando GALATOOMAA con Car
y Vicky. Me considero una persona con inquietudes y curiosidad, entregado a lo
que me gusta y busco siempre crecer con todo lo que hago, ya sea profesional o
humanamente. La vena emprendedora me viene de familia. A veces hasta me paso
soñando despierto... Una de las cosas que más me ha aportado en la vida son los
viajes. En 2016, estuve en la JMJ de Cracovia como voluntario. De Misiones he
estado en Totogalpa (Nicaragua) en agosto de 2014, y en Adoola (Etiopía), en
agosto 2016 y 2017, fui con mi parroquia (Santo Tomás Moro, Majadahonda). Esto
para mí ha sido un antes y un después. Cuando te vas de misión o voluntariado,
te acercas a una realidad que jamás hubieras pensado. Sabemos lo que hay en
países en vías de desarrollo por lo que aparece en la TV o por lo que te
cuentan, pero vivirlo de primera mano es una historia diferente. Allí ves que,
con una pobreza extrema son felices. No es la imagen que te ofrecen las
campañas de publicidad de las ONG. Ellos de dan todo lo que tienen. Son gente
fuerte que sigue adelante y que nunca te va a negar una sonrisa. Son fuente de
inspiración, te hacen replantearte la vida, tus objetivos, tu camino… Lo
difícil de ir, es curioso, es volver a tu realidad, superficial, con problemas
que no lo son, excesos...
CARMEN: Yo tengo 21 años y estudio tercero de Biología Sanitaria en Madrid. Me
considero una persona muy activa y busco a entregarme al máximo día a día. Mi
rutina es un poco caótica; llegaría a decir que no conozco una rutina. Estoy
repleta de actividades que me llenan. Principalmente, soy monitora de Life Teen
(método de catequesis para jóvenes), pertenezco a un grupo de fe en mi
parroquia, tengo cena los lunes en un albergue de pobres y dirijo GALATOOMAA
con mis dos compañeros. Todas estas actividades serían solamente ruido sino fuera
porque tienen un único origen que es vivir a través de mi fe. Mi activismo a la
vez es equilibrado con ratos oración, que me ordenan y me hacen ver los regalos
de cada día. Por ello la razón por la que tengo una necesidad de entrega es por
el regalo de mi fe. Y es la que me ha llevado a la Misión de Adoola, en donde todo
cambió para mí.
VICKY: Yo tengo 21 años y soy estudiante de último curso de Ciencias del Deporte
en el INEF de Madrid. Desde hace un año llevo Galatoomaa con Gabi y Carmen.
Vivo en Majadahonda, lugar que me ha visto crecer. Soy una persona muy activa y
me gusta participar en casi todas las cosas que me proponen. Gracias a esto he
tenido la oportunidad de viajar a muchos lugares, conocer a gente muy variada y
realizar cosas que, por propia iniciativa, nunca habría pensado. Por lo general, mi tiempo libre lo invierto
en estar con mis amigos, en las diversas actividades que se realizan en mi
parroquia y en voluntariados.
¿Dónde os conocisteis los tres?
VICKY: Primero conocí a Gabi en una de esas actividades que realiza la
parroquia en 2015 y meses más tarde, de igual manera, conocí a Carmen en el
grupo de Fe al cual vamos juntas. Desde ese momento hemos permanecido juntos y
siendo buenos amigos. Al tener varias cosas en común siempre coincidimos.
Habladnos de esa experiencia que habéis vivido juntos en
Adoola (Etiopía) y que os ha marcado…
GABRIEL: El mes en Adoola, que la verdad es como un año concentrado en un mes. El
ritmo de vida es tan frenético, cansado e intenso, emocional y físicamente, que
cada día es una experiencia totalmente distinta. Sale lo más bueno de ti y a la vez lo que no
lo es tanto. El cansancio, la convivencia, cada uno con su propia experiencia y
su manera de llevarlo. El hambre que se pasa (a veces), lo que ves un día que
puede qu no sea muy reconfortante, o una plena satisfacción que puedes tener al
día siguiente un niño te está esperando, te ve, y sale corriendo hacia ti. Como
si fueras la persona que más quiere en el mundo. Algo así te une mucho más de lo que puedas
esperar. Es cierto que hay que4 estar abierto y dispuesto. Como anécdota diré
que Carmen y yo tuvimos más de un rifi rafe en Adoola, y, sin embargo a la
vuelta ves que son esas cosas las que te hacen madurar en una amistad, y en tu
vida en general, cuando eres tú al 100% sin ninguna mascara.
CARMEN: Sin duda la misión de Adoola, sin duda, te marca. Yo tenía miedo de no sentir
una transformación pensando que ya tenía
formado mi carácter. Pero la misión te cambia por dentro. A mí, a través de las
personas. Llegué a un sitio para entregarme a personas que ya tenían el corazón
abierto sin saberlo. Con toda su naturalidad y sencillez, convivieron con
nosotros y fueron un reflejo. Un reflejo del amor un tanto limitado que
nosotros podíamos dar, pero, sobre todo, del amor revolucionario que Dios
estaba dando por ellos. Yo sentí esa mirada de Dios hacia el necesitado. Sentí
que Dios les quería sin límites. Y lo sentí simplemente a través de uno de los
abrazos que me daban, una oración con los niños huérfanos o un baile Etíope. Me
transformaron a mí, por el vivo reflejo de Jesús que pude ver en ellos. Y ante
ese impacto, uno quiere vivir buscando esa misma esencia. Desde entonces, he
perseguido en mi entrega ver el rostro de Dios como lo vi en Etiopía. Buscar un
amor revolucionario que pueda no solo abrir mi corazón sino el del resto de la
gente.
VICKY: Un viaje así no puede pasar desapercibido, nos unió mucho y permitió que
nos conociéramos en todo tipo de situaciones. A partir de este viaje y gracias
a Galatoomaa, los tres seguimos compartiendo juntos un montón de momentos y
aventuras.
¿Qué significa la palabra Galatoomaa?
GABRIEL: Galatooma significa gracias en Oromo, el idioma de la zona de Adoola. Una
palabra que, cuando estuvimos allí, decíamos constantemente: Intenta transmitir
nuestra visión de ser agradecidos con lo que tenemos. Hay gente que no tiene
tanto y lo mínimo es darse cuenta de ello. El logo es la mitad de una cruz etíope,
un ornamento que utiliza todo el mundo allí y está inmerso en la cultura.
¿Qué perseguís con Galatoomaa?
GABRIEL: Galatooma es una marca de ropa social 100% sin ánimo de lucro que beca,
por un lado a voluntarios jóvenes que se vayan con distintas ONGs o asociaciones;
y, por otra parte, colabora con proyectos concretos en distintas zonas de
Etiopia. Todos los beneficios son para esta causa. Carmen, Vicky y yo somos los
tres primeros que fuimos en Adoola, donde entregamos mucho de nosotros y
colaboramos con proyectos de allí, pero queremos extenderlo a más gente. Galatoomaa
quiere invertir en un cambio real. La juventud española está demostrando mucho.
Somos inconformistas, y podemos realmente marcar la diferencia. Nuestro
objetivo es dar la posibilidad a que más
gente vaya, cambie, y transforme su entorno. Es una pirámide para crear una
transformación social. Ser la generación que marque un cambio real, que varié
la situación de los países en vías de desarrollo.
CARMEN: Para mí es esa llave que puede abrir los corazones. Nosotros se la damos a los voluntarios y les lanzamos
hacia el cambio. Además, no sólo les
lanzamos a Etiopía. Vendiendo nuestra ropa las personas se sienten parte de
algo, de un cambio que les impulsa también a ellos. Ojalá nuestras prendas
llegaran a tener esa magia.
VICKY: Galatoomaa es, además, una oportunidad única de dar a conocer diferentes
pueblos y áreas de Etiopía, que, si no fuera por esas personas que viajan allí
sería casi imposible conocer.
¿Cómo nació la idea?
CARMEN: Del corazón de cada uno de nosotros y, por eso, cada uno tiene un
significado propio de lo que es Galatoomaa. Al ver que crecíamos tuvimos que
aclarar qué era exactamente. Ya no valía solo con sentirlo sino que queríamos
materializarlo. Por ello, para llegar a esta empresa social ha habido horas y horas de diálogo, de propuestas,
iniciativas… Yo estoy admirada de la facilidad con la que estamos llegando a
las decisiones y estableciendo perspectiva en el proyecto. Y no, no siempre
estamos de acuerdo, pero tenemos tan clara la meta que, sin ningún problema
cedemos ante una propuesta diferente, y muchas veces mejor a la nuestra.
GABRIEL: Hay dos cosas sin las que no se puede entender Galatoomaa. Una inquietud
por vivir una experiencia de misión o voluntariado, entregarse y cambiar las
cosas, y la otra es ser joven, estudiante y no tener dinero. Frustrante,
¿verdad? Yo estaba de Erasmus, con mil gastos de alojamiento, comida, etc… Pero
había una cosa que tenía clara. Tenía que volver a Adoola otra vez. Como fuera.
Hablé con Carme, porque ella se estaba planteando ir por primera vez a la misión,
pero estaba como yo, sin un duro. Fue en Navidades de 2016 para 2017 cuando en
mi viaje de vuelta a Madrid para pasar unos días hable con Carmen: “¿Por qué no
vendemos sudaderas para financiarnos la misión?” La respuesta de Carmen fue esta: “¡Buah, Gabi!
Qué típico, no vamos a vender ni una.” Yo le dije: “Si hacemos algo, no vamos a
ser típicos. Vamos a por todas” Total, que empezamos este nuevo proyecto a lo
grande, contactamos con proveedores de ropa, diseñamos las prendas, creamos las
web, nos movimos por redes sociales… ¡Encantaba!
VICKY: Cierto, Galatoomaa comenzó cuando
Gabi y Carmen se plantearon de qué manera ir a Etiopía. Propusieron un plan a
todos los misioneros de ese año y como yo también quería volver y quería seguir
siendo misionera los restantes 11 meses del año, me uní al proyecto. Me pareció
una gran idea vender un producto con el fin de crear una familia que conecte
Madrid o España con Etiopía.
¿Cómo se sustenta Galatoomaa?
GABRIEL: Por su razón de ser. Galatoomaa tuvo una inversión inicial y de ahí
destinamos un porcentaje a reinversión para seguir creciendo y el otro a la
causa social, al final el 100% de los beneficios son sociales, pero no de una
sola vez ya que es contraproducente. Si no tenemos dinero para crecer, tener
más pedidos etc. poco hacemos. Por ejemplo este año quizá podamos becar solo a
una persona, pero el año que viene sean 15. Sin embargo si becamos este a año a
cinco, el año que viene serán solo otros cinco. Y así. Hay que tener en cuenta
que llevamos pocos meses y que nos vamos definiendo conforme pasa el tiempo.
¿Qué diríais a la gente que pueda dudar de la integridad de
vuestro proyecto?
VICKY: Es fácil dudar de iniciativas de este tipo, todos lo hemos hecho. Lo
bueno de Galatoomaa es que está formado por personas que han vivido la realidad
de esa zona y no tenemos ningún interés en ganar beneficio propio. Nos encantaría poder dar incluso más de lo que
tenemos. Entregamos nuestro tiempo y somos nosotros los jóvenes, quienes con
las colaboraciones vamos allí a intentar hacer algo bueno. No hay
intermediarios ni ningún interés más que el de colaborar con la mejoría de
nuestra segunda casa.
GABRIEL: Mucha gente está harta de que les timen o casi chantajeen con
colaboraciones para los desfavorecidos. Por eso nosotros hemos decidido dar el
100%. Es una garantía de que vamos en serio.
¿Qué ha sucedido en vosotros para idear una iniciativa tan
bonita?
GABRIEL: Yo creo que los que formamos Galatoomaa siempre hemos estado buscando
una manera de intentar cambiar el mundo, quizá esta fuera nuestra respuesta.
VICKY: Una experiencia misionera así no te deja indiferente. Es cierto vives
una transformación y las personas pasan a ser miembros de tu gran familia. Eso
hace que, aunque vuelvas a España no las olvides, y tu cabeza siempre busque la
manera de hacer todo lo posible para que su situación mejore. Y en nuestro caso
pensamos en una forma de poder cambiar Madrid y Etiopía a la vez. Si muchas
personas pueden vivir esa transformación por pequeña que sea, porque sí con
solo ir y ver otra realidad tu mente se abre y sufre un pequeño cambio,
podremos mejorar ambas zonas.
CARMEN: Regresar de Adoola fue un reto. Después de un mes tan intenso y
renovador siempre surge el miedo de volver y no sentirse así de lleno. Mi duda
constante era no poder darme cómo me había dado allí. ¿Cómo poder recrear esa
sensación aquí en mí día a día? Pero todo fue sobre ruedas. De repente, a todas
horas encontraba situaciones por las que dar las gracias. Eso sí, también había
que buscarlas. Pero eso no era suficiente. No podía volver sin más a mi rutina
anterior, porque todo había cambiado. Para aumentar mi entrega tenía que buscar
un medio mucho más revolucionario. Y entonces decidimos embarcarnos en
Galatoomaa. Decidimos hacer de Galatoomaa un cambio más, una entrega en donde
nosotros podíamos darnos completamente en esta sociedad.
Rolando Ruiz,
Tomado de la Revista Súper Gesto, Nº 135 – Mayo – Agosto 2018,
Escaparate páginas 10 a 13.
0 comentarios :
Publicar un comentario