Hemos vivido unos días
entrañables, difíciles de olvidar porque nos han marcado el corazón. Lo hemos
llamado Pascua Misionera del Encuentro, y efectivamente nos hemos encontrado en
la parroquia de Nuestra Señora de la Paz de Murcia. Éramos de diversos
orígenes, culturas y religiones; cuatro continentes presentes: África (Argelia,
Guinea Conakry, Guinea Ecuatorial, Mali, Marruecos y Senegal); América (Brasil,
Colombia, México y Venezuela); Asia (Indonesia) y Europa
(España). Las mañanas ha tendido ese “encuentro” querido por todos y donde
hemos podido compartir nuestra humanidad, nuestros sueños, nuestros
sufrimientos y hemos descubierto lo cerca que estamos unos de otros. Es imposible
no describir el nombre de cada uno de los que hemos vivido este amor que nos ha
unido en nuestra diversidad: Abdelkader, Abdessadam, Abubakar,
Ahmed, Carolina, David, Dayanny, Francisco Borja,
Gema, Irene, Ivanildo, Jesús, Lamine, María,
Mari Cruz, Manoli, Mohamed, Mohand, Oscar, Otmane,
Oumar, Pedro, Robertus, Rolando, Sofía, Yassine,
Youssouph.
Resalto dos frases
preciosas que describen el pozo de este encuentro:
Mari Cruz decía “este
encuentro me ha cambiado la mirada”
Yo estaba diciendo al
final del todo “Cuando Dios nos ha creado a todos, éramos hermanos, antes de
ser cristianos o musulmanes” y
Abdessadam me completó diciendo “y
después seguimos siendo hermanos”.
Rolando
Ruiz Durán sx
Misioneros
Javerianos
Hacer del mundo una familia de hermanos
- La pascua es la
celebración de la obra amorosa de Dios por su pueblo. Rescato la palabra amor.
¿Qué es sino lo que más mueve a los seres humanos que buscar o dar amor? Este
ha sido manifiesto en este encuentro. El amor de ser humano a ser
humano, como este acarrea sufrimiento dejando al final un sabor de
esperanza. Humanizándonos y conmoviéndonos con nuestras historias,
fortaleciéndonos y confiando y pudiendo reflexionar sobre, si
la presencia de Dios nos había reunido allí, Dios, independientemente de la
cultura y religión, estaba allí. Y aquí está la fe, en esto que mueve al ser
humano a compartir desde su parte más esencial. Jugando, riéndonos, llorando,
esperanzándonos. Allí estábamos, UNIDOS EN LA DIVERSIDAD, UNIDOS A TRAVÉS
DEL AMOR. Desde Casas de Acogida, los participantes expresan lo vivido como
cálido y respetuoso. Como un espacio seguro en el que poder hablar de
religiones, culturas y donde compartir la importancia del amor familiar y la
paz mundial.-
Carolina
Durango Piedrahita
Técnico
del programa casas de acogida
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