5/5/19

Volved a ser como niños


Esta Pascua del Encuentro 2019 ha sido un punto de inflexión en mi vida. Iba a la sorpresa, no conocía a los Javerianos ni a nadie del equipo salvo a mi novia con la que participé. Y es que en la vida hay que vivir aventuras y cuántas más mejor. Me atraía la idea de que fuese una Pascua en salida de mí mismo y buscase el rostro de Dios en las personas que sufren algún tipo de necesidad.
La dinámica era doble: por la mañana viviríamos la celebración de cada día de la Semana Santa con jóvenes inmigrantes y, por la tarde, colaboraríamos en los oficios de una parroquia en un barrio multicultural de Murcia. Las actividades de la mañana se conectaban con los actos religiosos de la tarde y viceversa. Y, por si fuese poco, viviríamos en comunidad. ¡Ahí es nada!
Desde el primer día, con los juegos y dinámicas para conocernos, todo empezó a fluir entre el equipo y los hermanos inmigrantes a los que íbamos a acompañar. Parecía que nos conocíamos desde hacía muchos años. La Pascua dio para compartir sus sufrimientos por cruzar las fronteras artificiales que hemos construido entre países, sus soledades, miedos, sueños, proyectos, gustos y aficiones. Y, ojo, también los nuestros para ver que todos sufrimos y soñamos. Era volver a ser como niños donde no distingues por pueblos, naciones, aspecto sino que te une el amor inocente que nace de un corazón que ve en el otro a alguien de tu misma familia.
En estos cuatros días mi corazón y el de mis compañeros se ensanchó para que entrase más gente. He aprendido que mi vida –igual que la de ellos- está para regalarla a los demás. “Lo que no se dona se pierde”. Esta frase me la ponía Dios en el corazón en los momentos de oración. Hay mucho sufrimiento en el mundo esperando el anuncio de una buena noticia. El anuncio de la libertad. Como cristiano, para mí es el Evangelio el que liberó mi vida y me pide que me haga “buena noticia” para los otros porque hay Alguien que puede dar sentido a su sufrimiento y que les quiere.
No hicimos grandes cosas, ni utilizamos materiales de última generación. Fueron las cosas más pequeñas y sencillas por las que pude ver la presencia real de Dios en los demás. Darme cuenta que mi vida es un gran regalo y que tengo que dar gracias todos los días por tener lo que tengo. No me puedo quedar parado cuando vea al que no tiene sabiendo que no somos súper héroes sino que viviendo estas y nuevas experiencias intensamente empieza a cambiar a todo.
 Además, fue una suerte compartir esta experiencia con mi novia. Nos ha unido más aún, nos hemos conocido en otras facetas y hemos podido ayudar juntos a otras personas. Por último, todo lo que nos divide en nuestra vida no viene de Dios sino del enemigo. Cuando no queremos encontrarnos con el otro, cuando ponemos etiquetas o adjetivos para diferenciarnos, nos estamos alejando de ese plan original: “volved a ser como niños”. ¡Ayúdanos, Espíritu Santo!
Óscar de la Fuente Losada
Madrid


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