Nos alegramos de celebrar la fiesta
de San Guido María Conforti. El padre Rino Benzoni, que ha sido superior
general de los Misioneros Javerianos, justo después de la canonización de
Conforti decía “Si la raíz es santa el fruto es santo”. De las lecturas de la
liturgia que le es propia se pueden recoger tres ideas:
1.- El horizonte de la misión que mira al mundo entero. En Conforti
podemos mirar su corazón, él mira a la humanidad entera, no se limita a Parma,
es obispo de una diócesis y quiere llevar a todos el Evangelio, pero él levanta
su mirada hacia la humanidad, hacia aquella montaña a la cual afluirán gente de
todas partes, leemos en su corazón el deseo de compartir lo mejor que tenemos
con la humanidad: Jesucristo y su Evangelio. En su corazón la misión estaba muy
clara, desea secundar su llamada con prontitud, y se dejará guiar por Dios en
confianza y abandono para dejarse hacer por él.
2.- La debilidad y la manifestación del poder del Espíritu. Conforti,
como San Pablo, se presenta débil y temeroso, y en él irrumpe la manifestación
y el poder del Espíritu. Los misioneros javerianos somos hijos de un padre que
se ha confiado y abandonado en el Señor, que mira su humanidad y escucha la
voluntad de Dios. En Conforti, su confianza y abandono nacen de este encuentro
con el crucifijo, que le diría muchas cosas, le sugerían también confianza y
abandono que se convertirán en dos características confortianas. Conforti es
dulce de carácter pero decidido y no se doblega para así secundar lo que ve que
es voluntad de Dios. Manfredi lo define: “el hombre del volver a empezar”, pues
su vida no fue como él la había imaginado o deseado; pasará a través de
callejones sin salida, de retornos, de fracasos y de decepciones; y sin embargo
Conforti llegó a donde le dirigía su experiencia inicial. Se vuelca en Jesús y
de ahí nace de nuevo. Se siente misionero y no puede ir a misiones por motivos
de salud, será entonces padre y maestro de misioneros. Conforti es maestro para
nosotros, percibimos como su fe fue conquistada a través de una lucha interior
profunda. Su capacidad de manejar los fracasos y transformarlos en
oportunidades para crecer es sorprendente. Sin duda el poder del Espíritu actúa
y él se convierte en maestro de vida; nos enseña y acompaña sabiendo que Cristo
es el mejor de los entrenadores y nos lleva siempre a buen término.
3.- El obispo con corazón misionero por toda la humanidad. “Tengo aún otras ovejas que no están en este
redil”. Sí, en Conforti, como lo dirá san Juan XXIII, encontramos al pastor
de dos greyes, misionero para su diócesis y para el mundo entero. Su corazón
palpita como el de Cristo, mira a la humanidad entera y nos hace mirar al
futuro. A este respecto citamos unas palabras referidas a él y a los misioneros
javerianos: “La
noche de esta humanidad en que vivimos nos da una posibilidad única de
encontrarnos, como San Guido María Conforti, frente al Crucifijo. Ha sido a los
pies del Crucifijo en donde el Fundador ha escuchado y aprendido muchas cosas;
el Crucifijo ha sido para él “el libro” en el que, como muchos santos,
aprendió. Y de aquella contemplación y diálogo todo nosotros hemos llegado a
ser hijos. Reconocerlo y ‘consolarlo’ en las infinitas situaciones en las que
él sufre en la humanidad, constituirá la inspiración de nuestro actuar. Y entre
todos sus dolores nosotros privilegiamos aquel de la ausencia de Dios, para
revelar el rostro de misericordia del Padre (No. 34 XVII Capítulo General
de los Misioneros Javerianos)”.
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