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20/6/19

Una mirada humana y esperanzada a nuestra sociedad con sus fragilidades

Una mirada humana y esperanzada a nuestra sociedad con sus fragilidades

Centro Cultural Lerchundi
Domingo 23 de junio 2019 a las 18:00 Río Martil, Marruecos

Encuentro intercultural sobre los retos de nuestro entorno. Abordaremos retos sociales y migratorios actuales que nos interpelan y las respuestas que podríamos dar desde nuestras realidades geográficas e interculturales.

Participantes: los amigos del Centro Cultural Lerchundi y un grupo de italianos acompañados por el delegado de migraciones de Salerno en Italia y un misionero javeriano proveniente de España.



Uno sguardo umano e pieno di speranza nella nostra società con le sue fragilità

Centro Cultural Lerchundi

domenica 23 giugno 2019 alle 18:00 presso il Centro Culturale Lerchundi di Río Martil, Morocco

Incontro interculturale sulle sfide del nostro ambiente. Affronteremo le attuali sfide sociali e migratorie che ci sfidano e le risposte che potremmo dare dalle nostre realtà geografiche e interculturali.

Partecipanti: amici del Centro Culturale di Lerchundi e un gruppo di italiani accompagnati dalle migrazioni del delegato di Salerno in Italia e un missionario saveriano dalla Spagna.





12/4/18

Una pasqua... in famiglia Pascua Misionera del Migrante


Versión italiana y española
Una Pasqua… in famiglia!
Ciao a tutti! Mi chiamo Sara e vengo dall’Italia, in provincia di Treviso. La Pasqua missionaria del migrante che ho vissuto quest’anno nel Centro per Migranti San Antonio di Ceuta è stata un’esperienza speciale. Decidere di trascorrere una festa importante come la Pasqua fuori di casa, quando normalmente per me è un momento di incontro e festeggiamento in famiglia, non è stato facile. Sentivo però di aver bisogno di riscoprire il vero senso di questa celebrazione, che rappresenta il cuore della nostra fede cristiana. E l’incontro con i migranti del CETI di Ceuta e del Centro per minori La Esperanza sono stati la chiave di questa esperienza di vita e di spiritualità.
Abbiamo vissuto come una vera e propria famiglia, condividendo momenti di ordinaria quotidianità, tanto di gioia come il pasto, i giochi e i momenti di festa, così come le fatiche e le sofferenze che fanno parte delle nostre vite. Ci siamo riscoperti fratelli e sorelle di genitori diversi, uniti dalla fede in un Dio che, a prescindere dal nome usato per chiamarlo, è fonte di vita, speranza e conforto. Lontani dalle nostre famiglie “di sangue”, in una terra circondata da un’odiosa barriera che prova a mettere fine ai sogni di migliaia di giovani vite, e che talvolta vi riesce, tutti noi, camerunesi, gambiani, guineani, italiani, ivoriani, marocchini e spagnoli (anche catalani!), siamo stati l’uno per l’altro una famiglia, capace di accogliere i pregi e i difetti di ciascuno, dando prova di un Amore che può superare i pregiudizi e la diffidenza. Abbiamo sperimentato che il colore della pelle, il sesso, la religione e le tradizioni rappresentano una diversità che è fonte di bellezza e di ricchezza, invece che motivo di paura e sfiducia.
La celebrazione della Messa di Pasqua nella Chiesa di Tetouan, in Marocco, è stata la conclusione di un percorso che mi ha dimostrato che non solo si può convivere nella diversità, ma è possibile anche condividerla, arricchendosi a vicenda. Questo avviene, per esempio, quando persona di religione diversa riescono a condividere e partecipare alla gioia per la stessa festa. Quanta bellezza e quanta forza in un gesto così semplice ma, purtroppo, non scontato!
Ciò che più mi è rimasto nel cuore è la consapevolezza che dalla croce può nascere Vita: quando esci da te stesso per incontrare il mondo che ci è stato meravigliosamente donato da abitare; quando decidi di vivere con e per gli altri, senza fare differenze; quando ti lasci aiutare nei momenti di difficoltà da quelle persone che ti sono state poste accanto, in cui puoi vedere il volto amorevole di Dio.
Questa è stata la mia Pasqua missionaria del migrante. E, davvero, non posso che rendere grazie a Dio per l’esperienza vissuta, per i compagni con cui ho condiviso l’intensità di queste giornate, per i fratelli migranti che mi hanno dato tantissimo in termini di umanità e mi hanno mostrato che, nonostante tutto, c’è sempre speranza. E un grazie speciale per Rolando, Maite, Salva e Maria, senza i quali tutto ciò non sarebbe stato possibile.
Sara Zanatta
Una Pascua… ¡en familia!
¡Hola! Me llamo Sara y vengo de Italia (Treviso). Este año he decidido vivir la Pascua misionera del migrante en el Centro para inmigrantes San Antonio en Ceuta, y ha sido una experiencia especial. Esta decisión que me ha llevado fuera de mi país, de mi casa, para celebrar una fiesta que normalmente vivo en familia, no ha sido fácil. Pero sentía que necesitaba redescubrir el verdadero significado de esa celebración, que representa el centro de nuestra fe en Jesucristo. Y el encuentro con los migrantes del CETI y del Centro de menores La Esperanza de Ceuta han sido la clave de esa experiencia de vida y de espiritualidad.
Durante esos días hemos vivido como una verdadera familia, compartiendo momentos de la vida ordinaria de cada día, tanto de felicidad, en la comida, los juegos y las fiestas, como en el cansancio y en el dolor que forman parte de nuestras vidas. Nos hemos redescubierto como hermanos y hermanas de padres diferentes, unidos por la fe en un Dios que, a pesar del nombre que empleamos para llamarlo, es una fuente de vida, esperanza y consuelo. Lejos de nuestras familias de origen, en una tierra rodeada de una odiosa valla que intenta acabar con los sueños de miles de jóvenes, y a veces consiguiéndolo, cada uno de nosotros, camerunés, español (y catalán), gambiano, guineano, italiano, marfileño y marroquí, ha sido familia el uno para el otro, y ha sido capaz de acoger a las virtudes y a los defectos de cada uno, demostrando un Amor que puede superar los prejuicios y el recelo. Hemos experimentado que el color de la piel, el sexo, la religión y las tradiciones representan una diversidad que es fuente de belleza y riqueza, y no razón de miedo o desconfianza.
Celebrar la Misa de Pascua en la Iglesia de Tetuán, en Marruecos, fue la conclusión de un camino que me ha demostrado que no solo es posible convivir en la diversidad, sino que se puede también compartirla para enriquecernos mutuamente. Esto sucede, por ejemplo, cuando personas de diversas religiones se atreven a compartir y participar en la alegría de la misma fiesta. ¡Cuánta belleza y cuánta fuerza en un gesto tan sencillo, pero, desgraciadamente, no tan obvio!
Lo que más me ha quedado en el corazón es la conciencia que desde la cruz puede nacer la Vida: cuando sales de ti mismo para encontrar al mundo que maravillosamente nos ha sido donado para vivirlo; cuando decides vivir con y para los demás, sin distinciones; cuando dejas que las personas que viven a tu lado te ayuden y te cuiden en los momentos de dificultad, viendo así el rostro amoroso de Dios.
Esta fue mi Pascua misionera del migrante. Y, de verdad, solo quiero dar las gracias al Señor por la experiencia vivida, por los compañeros con quienes he compartido la intensidad de esos días, por los hermanos migrantes que me han llenado de humanidad y me han enseñado que, a pesar de todo, siempre hay esperanza. Y gracias especialmente a Rolando, Maite, Salva y María: sin ellos todo eso no sería posible.
Sara Zanatta
Treviso, Italia

13/9/15

Del ser acogida al deseo de acoger al otro...

La decisión de ir de Ceuta nació después de un viaje misionero en Madagascar. En donde fui objeto de una cálida acogida que cambió mis parámetros, cambiándome así mi manera de encontrar y de ver al prójimo. A mi regreso de Madagascar me sentía en deuda por aquello que había recibido y me llevó a pensar que la acogida recibida tendría, de alguna manera, que ser restituida a las personas que habría de encontrar y conocer en mi vida cotidiana. Mientras meditaba esto, un amigo me propuso una experiencia en Ceuta con inmigrantes que, encontrándose aún en el continente africano, llegaban a Europa para comenzar una vida nueva. La experiencia despertó mi curiosidad y descubrí que además del encuentro con inmigrantes en Ceuta, ahí también estaban presentes la comunidad musulmana, judía e hindú, y que podría además compartir estos encuentros con jóvenes españoles.
Al cabo de unos días, acepté partir para a esta nueva misión y el 31 de julio llegaba a Ceuta. La experiencia dio comienzo, y una vez más, me  he quedado perpleja por lo que he experimentando. Había partido con el deseo de acoger, y siento que fueron los otros los primeros en acogerme. Descubro que aunque hablamos diferentes lenguas, podemos compartir algo más profundo que es la fe. Encuentro la presencia de pequeñas comunidades cristianas que, sin hacer demasiado ruido, oran y comparten lo cotidiano con hermanos de otras religiones. Redescubro mi fe encontrándome y conociendo la fe de los otros.
El 14 de agosto, llega el momento de dejar Ceuta y regresar a la cotidianidad, me  he decidido a tomar un tiempo para reflexionar y releer la experiencia vivida. Mirando hacia atrás en esos días, experimento el deseo de dar gracias al Señor que ha puesto en mi camino hermanos que han dejado transparentar su rostro.
Franceca Bot,

Venecia, Italia


TEXTO ORIGINAL EN ITALIANO / REDAZIONE ORIGINALE IN ITALIANO

Dal essere accolta al desiderio di incontrare l'altro...

La scelta di partire per Ceuta nasce dopo un viaggio missionario in Madagascar. Lì ho ricevuto un’accoglienza calorosa che mi ha spiazzato e ha fatto cambiare il mio modo di incontrare e vedere il prossimo. Al ritorno dal Madagascar mi sentivo in debito per quello che avevo ricevuto e ho pensato che l’accoglienza che avevo ricevuto andava in qualche modo restituita alle persone che avrei incontrato e conosciuto nella mia quotidianità. Mentre riflettevo su questo, un amico mi propone un’esperienza a Ceuta con gli immigrati che, pur restando nel continente africano, raggiungono l’Europa per iniziare una nuova vita. L’esperienza mi incuriosisce e scopro che, oltre al’incontro con gli immigrati, a Ceuta sono presenti la comunità musulmana, ebraica e induista, inoltre potrò condividere questi incontri con dei giovani spagnoli.
Dopo pochi giorni accetto di partire per questa nuova missione e il 31 luglio arrivo a Ceuta. L’esperienza inizia, ma ancora una volta mi trovo spiazzata da quello che sto vivendo. Ero partita con il desiderio di accogliere, ma sento che sono gli altri i primi ad accogliermi. Scopro che, anche se parliamo lingue diverse, possiamo condividere qualcosa di più profondo come la fede. Scopro l’essere presenza delle piccole comunità cristiane che, senza fare troppo rumore, pregano e condividono la quotidianità con i fratelli di altre religioni. Riscopro la mia fede incontrando e conoscendo le altri fedi.
Il 14 agosto arriva il momento di lasciare Ceuta e di ritornare alla quotidianità, ma decido di prendermi dello spazio per riflettere e rileggere l’esperienza che ho vissuto. Ripensando a quelle giornate, sento il desiderio di ringraziare il Signore perché pone nel mio cammino dei fratelli che lasciano trasparire il Suo volto.  

Franceca Bot,

Venezia, Italia

18/12/13

Misión en el sufrimiento vivido en unión con Cristo

El don de la vida para la misión
Desde la Casa Madre de los Misioneros Javerianos en Parma  Italia escribe Antonio Ugalde Barrón, misionero javeriano mejicano que acompaña a misioneros mayores y enfermos en este momento de su vida misionera.
Al término de quince años en África, mis superiores consideraron que podía prestar mis servicios en otra misión. En el dialogo que tuvimos, concluimos que podía venir a Parma, Italia, para ponerme al servicio de los hermanos mayores y enfermos. Cuando lo compartía con la gente de mi pueblo, Colón Querétaro en México, que no volvía a África ya que comenzaría una nueva página de mi vida misionera y javeriana en Italia, percibía, como muchos creían y creen, que en Italia se viene solo para pasar una vida más cómoda y tranquila. Lo que sucede por no haber hablado suficientemente de lo que es la misión; pues misión no solo es estar en África, es algo mucho más grande. La misión de la que les quisiera compartir es la misión de estar al cuidado de los misioneros ancianos y enfermos de nuestra familia javeriana. Misión es estar aquí en Italia al servicio de los hermanos, misioneros enfermos y mayores, como la de estar en África o en cualquier otra parte anunciando el Evangelio a aquéllos que aún no lo conocen.