Cristina, Sara, Ana, Marta y Maite al terminar la Eucaristía de Envío a la "experiencia de misión".
Celebración
del sacramento de la Confirmación y Envío Misionero en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio, Madrid.
Una celebración muy esperada,
Hoy varias personas de la
Parroquia han recibido el sacramento de la Confirmación, y varias jóvenes hemos
sido enviadas por nuestra comunidad a una experiencia misionera que viviremos
este verano en México y Perú. Desde hace tiempo esperaba ilusionada esta
celebración. Para mí ambos acontecimientos están muy relacionados y suponen una
parte esencial en el crecimiento en la fe de todo cristiano, y, más
concretamente, de mi comunidad.
Al pensar en la celebración de
hoy, me vienen a la mente las tres dimensiones fundamentales del anuncio del
Evangelio que se llevan a cabo en toda comunidad cristiana: la pastoral, la
nueva evangelización y la misión ad gentes. Y es que, hoy, las tres estaban
presentes de una u otra manera.
Pastoral parroquial.
Dos chavales que hoy se
confirmaban han sido catecúmenos míos, y, de hecho, son mis primeros
catecúmenos que se confirman. Al verlos dar este paso y comprometerse de manera
más autónoma y personal, me doy cuenta de la importante labor pastoral que
llevamos a cabo en la Parroquia. Cuando comencé a dar catequesis a menudo no
veía frutos inmediatos de mi tarea, pero en días como hoy me doy cuenta de lo
importante que es tener paciencia, sembrar y cuidar lo sembrado: cuando menos
lo esperas germina y florece.
Misión de la Nueva Evangelización.
La celebración de hoy también me
recordaba a la nueva evangelización, en la que tanto hincapié hace ahora la
Iglesia. Dos de las chicas que se confirmaban se han incorporado a la Parroquia
a raíz de la JMJ. Ambas se animaron a participar como voluntarias y empezaron a
ver el buen ambiente de nuestra comunidad y la cantidad de jóvenes que hay en
ella. Gracias a su apertura se dejaron tocar por Dios y se animaron a unirse al
grupo de jóvenes. Verlas confirmarse hoy me ha producido una gran alegría,
porque significa que, a pesar del rechazo de muchos jóvenes hacia la Iglesia y
de lo difícil que es anunciar el Evangelio en nuestro entorno más inmediato, es
posible hacerlo, y que hay jóvenes abiertos y deseosos de Dios, como muestra el
testimonio de mis dos amigas.
Misión Ad Gentes.
Finalmente, el envío misionero ha
sido el culmen de la preparación que hemos hecho el grupo de chicas que vamos a
Perú y México este verano, y, por tanto, me recuerda a esa tercera dimensión
tan importante: la misión ad gentes. Nuestra Parroquia es muy viva y tiene un
gran sentido de comunión. Eso se nota en todo lo que hacemos, y más en
celebraciones como la de hoy, tan profunda y alegremente vivida. Ahora, esta
comunidad ve que tiene que abrir sus horizontes e ir más allá de sus fronteras.
Por eso este año hemos trabajado especialmente el tema de la misión, y por
ello, a raíz de la semana misionera parroquial, un grupo de jóvenes hemos
decidido tener una experiencia misionera en América Latina.
Parroquia misionera.
Esta inquietud misionera forma
parte de mí, al haber nacido yo en misión. Creo que es algo que me ha marcado y
me marcará toda la vida: el ver que la fe no tiene fronteras y que debemos
anunciar a Cristo a todos, pero especialmente a los pobres. Al fin y al cabo Él
siempre se rodeó de ellos, y su Buena Noticia era liberadora para el débil y lo
enaltecía frente al poderoso. Ojalá que el Espíritu Santo que hoy han recibido
varios miembros de mi comunidad nos ilumine como Parroquia misionera, no sólo
en la pastoral y en la nueva evangelización, sino para sentirnos Iglesia
universal y para dirigirnos, especialmente, a los pobres y oprimidos. Que
seamos, Señor, la voz de los que no tienen voz.
Marta
Medina Balguerías.
Madrid, 17
de Junio de 2012
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