27/8/12

“ver a mis hermanos que nadie ve”

La alegría de Pura realizando su sueño de acercamiento a las misiones (foto Misiones Picota)
Momento de las celebraciones en la misión de Picota (Foto Misiones Picota)

Qué alegría leer las impresiones de Pura de la Parroquia Santa María la Mayor de Baena, ella con sus 67 años ha podido realizar el sueño que el Señor había puesto en su corazón desde su juventud. Al recibirla en el aeropuerto de Barajas me ha dicho con lágrimas en los ojos “que feliz estoy, Dios me ha permitido vivir la misión”. Picota es la misión diocesana de la Diócesis de Córdoba. La Delegación de Misiones de Córdoba organizó para el verano 2012 una experiencia misionera en esa misión. 20 cordobeses entre los cuales tres sacerdotes: una apertura a la misión Ad Gentes, como dice Pura “Dios me ha permitido ver a mis hermanos que nadie (…) ve”.
Déjame ser tu testigo Señor
Déjame ser tu testigo Señor; para que pueda decirles lo que he tocado, visto y sentido. Yo no sé nada de muchas cosas pero si quiero expresar mis sentimientos. ¿Dónde está mi prójimo Señor, que no lo veo?; así  muchos podríamos decir. Tú has permitido que yo sea tu testigo y decir que grande eres Señor, me has permitido ver a mis hermanos, a esos que existen pero que nadie quiere ver. Hoy quiero hablar de esa realidad que existe  en Picota, Perú; donde hay tantos hermanos pidiendo ayuda, no solo económica, piden un beso, un abrazo, palabras de consuelo, piden que les escuches, hay que aprender a escuchar. Cuántas casas hemos visitado, escuchando, aconsejando, consolando, cuántas y cuántas cosas duras hemos visto y oído: pobreza, malos tratos, alcoholismo; pobreza mucha pobreza, pero con la fe en Dios son capaces de sobrevivir esperando que los padres misioneros no los abandonen, ante las emergencias, allí están  ellos que vuelan en su ayuda a veces sin pensar en el riesgo que corren, solo quieren ayudar y ser uno de ellos.

El grupo de Picota acompañaba a los misioneros en las celebraciones (Foto Misiones Picota)

Trabajar para las misiones.
La vida de nuestros misioneros es muy dura y nosotros nos venimos con la sensación de que tenemos que ponernos en marcha y no parar de trabajar para las misiones. No nos preguntemos tanto  en como se gestionan nuestras ayudas porque Dios lo pone todo en su sitio, yo he conocido a una madre con sus tres hijos que no tenían para vivir, viven en una choza con unas tablas en alto para que no les ataquen las serpientes, tarántulas y otros bichos peores. ¿Ahora me pregunto yo? Como no vamos a darle de comer a esas personas y ayudarles para que lleguen a mayores; cómo vamos a dejar que se mueran por alguna enfermedad; sí, a través de los misioneros podemos mandarles nuestras ayudas, eso es lo que necesitan: Ayuda.
Ver y sentir como nunca.
Porque viendo a esa madre estamos viendo a Dios, seamos sus manos y ayudemos a quien lo necesita; quizás penséis que estoy un poco emocionada por haber estado allí, pero solo digo que Dios me ha permitido ver y sentir como nunca. Solo puedo decir que cuando he sentido sus sufrimientos he llegado a olvidarme totalmente de mi, y me daba igual que hiciera calor, frío, temprano o tarde, solo quería estar donde te necesitan, por ese motivo cuando nos despedimos de ellos todos hemos llorado por nuestros niños que querían venir a España, como explicarles que no podía ser, que tenían que quedarse allí, que tenían que luchar por su país para que todo mejorase.

Pura rezando con su grupo (Foto Misiones Picota)

Sentir la misión más dentro.
Hoy siento la misión mucho más dentro de mí y deseo que Dios me indique el camino a seguir ayudando a  esos hermanos que han quedado en Picota, San Antonio, Caspisapa y tantos pueblos más. !Señor te pedimos que sigas enviando obreros a tu viña¡

Guadalupe Fontiveros Lozano (Pura)

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