Ante el cariz que ha tomado la
extensión del virus del ébolaen nuestro distrito (Bombali) y en
nuestra ciudad y diócesis (Makeni); constatando que los esfuerzos que está haciendo el gobierno no llegan a
todos e
impulsados por el deseo de compartir como hermanos, de ser solidarios y de colaborar a afrontar esta pandemia que hace sufrir y perder la vida a
tantas personas, las parroquias de Makeni se han
movilizado y organizado.
El
administrador apostólico de la Diócesis (estamos esperando el nombramiento de
un obispo) ha convocado, varias veces, a lossacerdotes
y religiosos para organizar, de alguna manera, una cierta atención a los
afectados por el ébola y sus familiasen los diversos
territorios parroquiales, sean éstos católicos, protestantes, musulmanes o de
otras confesiones religiosas.
Aquí las
parroquias son extensas y los católicos están diseminados en el territorio
(ciudad y aldeas en la nuestra). Es por ello por lo que cuando se da un caso de
«posible afectado-a», los mismos feligreses informan a la
parroquia.
Conocida
la situación, la comunidad se moviliza: alguno o varios sacerdotes, con algún
laico, visitan a las personas y
lugares señalados como afectados. Una veces las autoridades sanitarias ya han
ido allí, en muchas ocasiones todavía no han aparecido. En esta primera visita,
por lo tanto, la situación que encuentra el «equipo parroquial» es variada:
casos ya identificados, otros esperando los resultados de los análisis; casas
auto-asisladas a la espera de verificación, casas aisladas por las autoridades
y vigiladas por el Ejército, para que nadie salga ni entre de
la casa y el recinto que la rodea; casas donde hay algún enfermo de ébola
dentro, casas donde ya ha muerto alguna o varias personas como consecuencia del
virus.
Sea como
fuere, el «equipo se presenta» como miembros de la parroquia que han querido
visitarles para expresar su pesar y ofrecer su cercanía
y colaboraciónen esos momentos difíciles y para ayudarles a la
supervivencia en los 21 días que tienen que estar aislados.
El encuentro y la conversación se realiza a una prudente
distancia, siempre hay que evitar el contacto. Los
afectados expresan sus necesidades, sus temores y explican la situación de los
que viven en esa casa o casas, si han sido visitados por algún sanitario, si
han recibido alguna ayuda…La parroquia les ofrece su cercanía, seguimiento y
colaboración (apoyando
a la ayuda del gobierno) mientras duren los días de aislamiento. Son
encuentros cargados de sentimientos de incertidumbre de pesar y de esperanza; de
incertidumbre y pesar ya que todos, tanto los que allí como los que visitan,
saben que es un momento difícil, sin final
conocido, que
se hará largo en el ánimo y en el corazón de los afectados; de esperanza porque
la vida siempre «quiere vencer» y porque todos los que allí están harán lo
posible para que así sea; los resultados se verán, no dependen ni de ellos ni
de nosotros; lo que sí depende es cómo se afronta la situación y, en todo caso,
siempre es positivo y da esperanza el afrontarla juntos, tratando de hacerse
cargo los unos de los otros.
Los
afectados unos son católicos, otros protestantes, otros musulmanes.., todo
encuentro-visita termina con una oración a Dios Padre, que nos ama y en el que
se pone la esperanza; todos se recogen y rezan: afectados,
visitantes, vecinos, policías, soldados…
La
siguiente visita tendrá el mismo objetivo: confortar y hacer sentir la cercanía
de la comunidad cristiana a las personas afectadas. A
ello se unirá la distribución de alimentos, para ayudar a
sobrevivir en esos días de aislamiento, que la comunidad cristiana, en las
colectas parroquiales, ha aportado para compartir y los comprados con
aportaciones que llegan a la parroquia, tanto desde aquí, como desde el
exterior.
Son «granos» de arena que cimentan la fraternidad, alientan el
deseo de vivir y cooperan, modestamente, a paliar un poco el sufrimiento de
nuestros hermanos y hermanas.
Muchos saludos y hasta la semana que viene.
P. Luis Pérez Hernández s.x.
Misionero Javeriano en Sierra Leona
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