4/9/15

La presencia de Dios es la misma en dónde te encuentres y cala

Después de colgar mis fotos de Rwanda y de Ceuta en Facebook todo el mundo me felicita por la labor de ayuda que he realizado, por la experiencia vivida, por la oportunidad de viajar o porque las fotos son bonitas. Hoy  espero hacerte ver a ti querido lector, algo que no se ve en esas fotos pero que está. Algo que en Rwanda lo llaman Imana, en Marruecos prefieren llamarlo Alá y que para nosotros es Dios.
Es verdad, no se ve, pero tiene sentido, ¿quién valora más el agua, el que vive al lado de un manantial o el que vive en el desierto? Pues gracias a que Dios no se ve a simple vista provoca que para encontrarlo haya que buscarlo abriendo bien los ojos, igual que el que busca agua en el desierto.
Lo más increíble, y misterioso, es que cuando aprendes a buscar a Dios, lo vas encontrando por todos lados.  Mi experiencia misionera que empezó hace ya cinco años me ha enseñado a buscarlo, a escucharlo, a verlo, a entenderlo a Él y a la vida. Todas las experiencias han sido igual de impactantes e igual de provechosas. Da igual el continente en el que te encuentres  la presencia de Dios es la misma y cala en ti. Ese verbo, el de “calar” se suele emplear más con el agua… pues me viene genial para poner otro ejemplo, ¿Verdad que si te pones bajo la lluvia sin paraguas te mojas más y con el paraguas evitas mojarte? Pues estas experiencias te enseñan a quitarte el paraguas y a que te cale bien la lluvia.
Este verano en Rwanda pude ver un estilo de vida completamente diferente al nuestro en todos los sentidos, me di cuenta de que no era solamente por el hecho de la pobreza económica sino por su riqueza cultural y en valores. Pero si algo llama la atención cuando estás en África es el ritmo tan tranquilo que lleva la sociedad en general y en cualquier ámbito. Supongo que esa es la causa por la que tienen tan arraigada la fe y la costumbre de ser practicantes en su religión. Pues en mi caso, reconozco que cuando regreso a España no tengo tiempo, o no lo planifico como para dedicarle a Dios el tiempo que debería. Igualmente pasa con la fe, pues resulta que muchos chicos no conocen nada del Cristianismo ni otras religiones porque sus padres (creyentes) ni nadie les han enseñado, ya que no tienen tiempo, y lo poco que tienen es para descansar.
No es una crítica a nuestra sociedad, pues todos los sitios tienen sus cosas buenas y malas, y precisamente en estas experiencias se trata de hacer un intercambio cultural del cual aprender y sacar provecho. En mi caso he aprendido a estar cerca de Dios, donde me siento feliz y por ello comparto y analizo la sensación que provoca. En temas como la religión siempre pido la máxima libertad, encuentro que a todo aquel que quiera acercarse no hay que pedirle que se acerque más rápido. Siguiendo el ejemplo del paraguas, a veces llueve tan fuerte que incluso con paraguas te mojas, haciendo referencia a que Dios nos habla siempre y a veces rompe con nuestras barreras que nos impiden escucharlo.
Es precisamente durante  una de estas grandes lluvias, en Madrid,  donde conocí a mi amigo Rolando, misionero Javeriano, quien me animó a hacer la última experiencia misionera, en Ceuta, en el campo de trabajo San Antonio, donde el encuentro con los inmigrantes más que un encuentro con Dios ha sido un encuentro con la palabra de Jesús, donde ves la necesidad humana de acercarte a tu hermano inmigrante y tenderle la mano simplemente para estar ahí, cerca de él, mostrando el afecto y respeto que necesita cualquier persona. Ese momento se rige por el principio más básico del cristiano, el Amor.
Toni Miró

Delegación de Misiones de Mallorca

Toni ha sido enviado por su diócesis y la Delegación de Misiones de Mallorca a Ruanda en el poblado de Rukara, al hospital que llevan ahí las Hermanas Misioneras de los Sagrados Corazones, y además ha participado al Campo de Trabajo con Inmigrantes en el Centro Santo Antonio de la diócesis de Ceuta, en compañía de las Franciscanas Misioneras de María y de los Misioneros Javerianos. En total un mes y medio de #veranomisión. Gracias Toni por compartinos lo que has vivido con esta bonita reflexión.

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