7/8/19

Un deseo del corazón


¿A Marruecos? Y un silencio serio... esa era la reacción que algunas personas tenían cuando me preguntaban dónde iba a ir este verano... Y sin querer mucho, eso me ponía un poco... nerviosa... los billetes estaban comprados asique no había mucho más que pensar, con lo que decidí confiar plenamente en lo que me había nacido del corazón la primera vez que oí hablar de esta experiencia: deseo de vivirlo. Ahora se al 100 % que fue Dios quien puso ese deseo en el corazón.
Aun así, esperas encontrarle en lo sencillo... quizá en cada niño con los que estemos en Tattiouine, seguro que en cada una de las Franciscanas Misioneras de María o de los Monjes del Monasterio de Midelt con los que compartiremos oración... pero Dios estaba ahí en cada persona que nos cruzamos desde el momento en que pisamos tierra marroquí... y le pude "tocar" cuando nos dirigíamos esa noche a Midelt en autobús y la señora del asiento próximo me ofreció cacahuetes, que obviamente no acepté por esas inseguridades y desconfianzas que nuestro mundo nos hace tener con el diferente, y aun así ella me regaló un frasquito de perfume... entendiendo que los cacahuetes no me apetecían... mi cara de asombro y lo que sentí... ¡¡ya no había que esperar encontrarle, Dios iba conmigo en cada uno de ellos!! Entendí entonces qué diferentes somos aquí... tenemos mucho que aprender de cómo tratar al otro, al que viene de fuera...
Los días en Tattiouine en la Colonia de vacaciones con los niños han sido un aprendizaje continuo y una lucha hacia miedos conocidos y desconocidos, pero he sido FELIZ. Feliz de poder compartir momentos con personas con las que verbalmente no me podía comunicar mucho, pero el deseo de realizar cosas juntos podía más; feliz porque a pesar de las diferencias entre culturas y creencias religiosas, la acogida y el recibir eran más fuertes.
Después, el tiempo en el Monasterio para reposar lo vivido en clave de oración, ha ayudado a afianzar el sentimiento de confianza y esperanza, igual que hizo la Virgen María a lo largo de su vida.
Elena Pérez Pastor - Guadalajara






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